Foto: César Campos/GEC
Foto: César Campos/GEC

Mañana, más que en otros años, votar va a ser difícil. ¿Queremos ser un país en serio? ¿Estamos dispuestos a entender al otro y construir un futuro que a una mayoría le inspire compromiso e interés? ¿Nuestra diversidad concebida como riqueza sólo sirve para hacer Perú, Nebraska, o nos queremos lo suficiente para construir una visión común? Problemas comunes nos sobran. Orgullos comunes, casi que solo tenemos la comida.

La frase ‘país adolescente’ me pareció siempre precisa sobre el estado de ánimo volátil del país. Pero me han hecho ver que lleva implícita la idea de ‘se resuelve con el tiempo, no hay que tomar acción’. Una volatilidad de 200 años es como la condición de bipolaridad, que necesita tratamiento para hacer una vida normal. Solo nos queda conseguir que suficiente gente tome conciencia de nuestras limitaciones y empecemos a dejarlas atrás, aunque sea con pequeños pilotos, que construyan impulso y confianza para avanzar más. La sociedad civil va a tener que ser muy activa estos próximos cinco años. Hay mucha gente comprometida e iniciativas valiosas. Si no tenemos estadistas ni políticos que den la talla, habrá que obligarlos a que se empinen.

Si usted todavía no sabe por quién votar, fíjese en la plancha presidencial completa (los vices sí importan). Cuando vote por el Congreso, escoja un partido con candidatos razonables en general y luego use su voto preferencial. Es casi seguro que el próximo gobierno tendrá conflicto con el Congreso. Sería ideal que las personas elegidas no exacerben el conflicto y se logre construir agendas mínimas.

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Es probable que quienes pasen a segunda vuelta ni siquiera logren un quinto de votos emitidos. Por un mínimo de respeto a los cuatro quintos restantes de peruanos, deberían ser prudentes y convocantes. Los planes de gobierno sí tienen algunas coincidencias.

Pero en algo tan prioritario como generar empleo, hay propuestas contradictorias. Se necesita crear empleo formal. El 70% de peruanos con empleos informales al inicio de la pandemia (¿ahora 80%?) ha sufrido muchísimo. Para que esos peruanos consigan un empleo formal que dure en el tiempo (porque es competitivo), se requiere atraer inversión privada. ¿Cómo se va a atraer inversión privada mientras se propone una asamblea constituyente, que genera una incertidumbre sobre las reglas de juego?

El Perú es un país fragmentado, desconfiado, donde se asume que nadie piensa sino en sí mismo, y hay mucha evidencia de que eso efectivamente ocurre. ¿Cómo construimos espacios de confianza, basados en data y evidencia, a partir de la primera vuelta? Nos toca hacernos cargo; ojalá Dios no se haya hartado ya de ser peruano.

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