Los nexos de Bolivia con la República Islámica podrían significar en el mediano pl,azo un problema para la región, advierte el columnista.
Los nexos de Bolivia con la República Islámica podrían significar en el mediano pl,azo un problema para la región, advierte el columnista.

Cuando hablamos de geopolítica nos referimos al comportamiento político internacional de los países, estados y gobiernos, respecto de la situación geográfica de un país. Este estudio (la geopolítica) incide poderosamente en las estrategias de un Estado para tomar decisiones en las que el país se beneficie de estas características respecto del concierto internacional. (si no envidias) que los peruanos debemos mirar con cuidado. ¿O acaso no es evidente la “ficha” movida por China en el puerto de Chancay? No perdamos la perspectiva, el Perú no vive en una burbuja ni aislado, y el “barrio” está lleno de espíritus perversos.

Como ha dicho el periodista Aldo Mariátegui en su video columna sobre la situación de Bolivia, “hay que preocuparse por la situación de Bolivia”, tanto por su situación política en la que Evo Morales estaría yendo “por la libre” en el manejo político del MAS (Movimiento al Socialismo) que lidera, como por las relaciones peligrosas que este está teniendo con otros países cuyo denominador común son algunas riquezas de nuestro continente: El uranio y el litio. (el uranio es una anotación nuestra).

Veamos. Rusia anunció en junio del presente año la construcción de una central nuclear en Bolivia que le permitirá experimentar este tipo de proyectos en altura, además, de “fortalecer” las relaciones con la pequeña Bolivia. Nada tendría de raro la puesta en marcha del proyecto, sino fuera por la presencia peligrosa de Irán, quienes, desde hace buen tiempo, han enviado misiones de “científicos” expertos en uranio tanto a Venezuela como Bolivia. La cercanía a un elemento tan peligroso en manos poco confiables como la de los iraníes, aunque estos arguyan que solo sirve para investigaciones en el campo agrícola, debe ser preocupante para el Perú. Tampoco es casualidad que las minas de uranio que existen en el Perú, en Macusani, tengan tanta cercanía con Bolivia. Raro, ¿no?

Esta situación permite inferir que la caótica economía de Bolivia y la fuerte ideologización en un sector de la población, la ponen como un actor funcional y adicto al comunismo ruso y a la República Islámica, cuyos intereses estratégicos, con la puerta abierta desde el lago Titicaca, significarán en el mediano largo plazo un problema para la región. Por eso, quienes pretenden una “cuarta y quinta” ‘Toma de Lima’, participan en el juego geopolítico a sabiendas de que nada bueno traerá para el país.

El más “feliz” de todos es Evo Morales, quien se las ha arreglado para juntarse con espíritus perversos, “alquimistas” peligrosos, y con los siempre solícitos terroristas no rehabilitados en libertad de Sendero Luminoso y el MRTA. Evo Morales y sus secuaces deben pagar a la justicia peruana por todo el daño que le hacen al país. Sí se puede.