[Opinión] Aldo Mariátegui: “Para Danny, Simeon y Pedro”. (Foto: Getty Images)
[Opinión] Aldo Mariátegui: “Para Danny, Simeon y Pedro”. (Foto: Getty Images)

Algunos apuntes a lo manifestado por los corresponsales de medios extranjeros Daniel Collyns y Simeon Tegel en un reciente programa webero de su complaciente (y hasta sobón) amigo Pedro Salinas:

1) Los correos electrónicos de estos dos, y de otros corresponsales, son públicos, pues aparecen en la web de la Asociación de Prensa Extranjera en el Perú, así que Danny no gimotee tanto.

2) Aquí no funciona esa coartada de que “se estuvo atacando al mensajero y no al mensaje” por las críticas a sus despachos o que el ataque es “ad hominem”. ¿Quién redacta el “mensaje”, quién firma la nota aquí? El corresponsal. ¿A quién entonces se le cuestiona por su sesgo en el mensaje? Al autor de la nota. Otro lloriqueo inútil de Danny.

3) Tampoco Tegel se haga el brillante y hable de “orfandad intelectual” de sus críticos, que a su edad acabar de corresponsal extranjero en un país tan poco relevante para el mundo como Perú no es precisamente un gran logro profesional como periodista (claro que mejor sería que se dedique a sus hobbies confesos de correr tabla y escalar cerros en lugar de escribir despachos ideologizados).

4) Y ese disparate de Tegel de acusar de misóginos a los críticos de Paola Ugaz es de risa. ¿Qué tiene que ver que sea mujer con que se le cuestione por despachos sesgados?En el resto de la entrevista se advirtió que no son más que dos activistas políticos y sociólogos frustrados, que se limitan a repetir los mismos clichés y argumentos de la izquierda local, tal como en sus despachos. En cuanto a mi amigo Pedro, celebro su imparcialidad en “la entrevista” (fue un té de tías), seguramente la misma imparcialidad que tuvo cuando décadas atrás trabajaba en el canal fujimorista CCN o cuando estuvo tan tan metido –y tan tan enterado de cómo Montesinos, Borobbio y Absalón Vásquez estaban tan tan presentes– en la campaña de JC Hurtado Miller, candidato fujimorista a la alcaldía limeña, como lo recordó en una célebre carta su recientemente fallecida señora.