Almacén de medicinas en una botica local. (GEC)
Almacén de medicinas en una botica local. (GEC)

Por Elena Conterno, presidenta de IPAE Asociación Empresarial

La escasez de medicinas para el tratamiento del coronavirus ha revivido el debate sobre control de precios, medicamentos genéricos y cadenas de farmacias.

En primer lugar, tengamos claro que el principal asegurador del país es el Estado, a través del Ministerio de Salud y EsSalud. Tienen bajo su ámbito a 25 millones de peruanos, a quienes deben brindar atención y, por tanto, proveerles las medicinas requeridas.

Frente al desabastecimiento en las farmacias de los hospitales, los ciudadanos acuden a farmacias privadas. Y, en la actual coyuntura, el desabastecimiento de medicamentos en hospitales es incluso mayor.

Bien el anuncio reciente de que el Minsa adquirirá los medicamentos para el tratamiento del coronavirus. Mejor si hubiera sido hace unos meses. Mejor aún si, al detectar la escasez, hubiera buscado sumar esfuerzos con laboratorios y farmacias, en vez de mandar un operativo en seis ciudades a farmacias –solo privadas–, buscando señalar culpa en ellas respecto de la escasez.

Una primera medida para asegurar acceso a medicinas es que Minsa y EsSalud realicen las compras requeridas. Se resalta que EsSalud ha tercerizado el abastecimiento a través de un operador logístico, con resultados sorprendentes en disponibilidad y ahorros.

Dada la escasez, Estado y empresas buscan comprar los medicamentos en Perú o en el exterior, lo cual se dificulta por la demora de Digemid en los trámites de importación y registro sanitario. A abril de 2020, tiene en trámite 4,066 expedientes para el registro sanitario de productos biotecnológicos y de síntesis clínica, algunos con fecha de solicitud del 2015. Este proceso engorroso aleja las medicinas de los peruanos.

En atención a lo anterior, una segunda medida es aplicar la propuesta del Consejo Privado de Competitividad para optimizar el trámite en estos casos: aplicar silencio administrativo positivo en el otorgamiento del registro sanitario; renovación automática por 5 años en caso se mantengan las condiciones técnicas del producto al momento de registro; en caso de productos de países de alta vigilancia sanitaria, otorgar el registro sanitario en 7 días útiles y aceptar la ficha técnica para que se puede comercializar sin receta; y aceptar los certificados de buenas prácticas de manufactura emitidos por las agencias regulatorias calificadas como nivel IV por la OMS.

El abastecimiento de las farmacias públicas y la ampliación del portafolio –en particular genéricos– contribuirá a que todos tengamos mayor acceso a medicinas.

Sobre la competencia en farmacias privadas, habría sido deseable que la Ley de Control de Fusiones hubiera sido aplicable cuando se dio la compra de una de las cadenas de farmacias por la otra, para asegurar que la operación pasase por un control técnico.

Sin perjuicio de ello, hoy no hay indicios de incremento de precios por prácticas abusivas sobre el consumidor. Frente al desabastecimiento de las farmacias públicas, los consumidores se han volcado a las privadas, principalmente para comprar productos genéricos sin marca. Esto genera escasez de estas medicinas, quedando disponibles aquellas de marca que tienen un precio superior (de allí la percepción de que “han subido los precios”). Es más, en la inspección realizada a 118 farmacias, en ninguna encontraron indicios de acaparamiento, sobreprecio o especulación.

Cabe mencionar que Digemid tiene un observatorio de precios de productos farmacéuticos, con lo cual la evolución de estos es fácilmente auditable. Asimismo, está Indecopi que tiene el rol de promover y vigilar la competencia en los mercados.

Finalmente, el control de precios que plantean algunos lo único que generaría es mayor escasez y un mercado negro que alejaría aún más las medicinas de los consumidores.

Queda claro que el principal responsable de brindar medicamentos a los peruanos es el Estado. Queda claro también que abastecerse no es un tema fácil y que el problema no se va a solucionar culpando a terceros. Lo que se espera es que nuestras autoridades convoquen y sumen esfuerzos con laboratorios y farmacias privadas, para solucionar la problemática existente. Enfoquémonos en soluciones y no en buscar culpables. Todos queremos sumar.