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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

La semana pasada se presentó el CPUFI: rostros conocidos con muchos anticuerpos y quemaduras. La foto en la que aparecen todos sentaditos uno al lado del otro y uno más viejito que el otro parecía, más que un movimiento político, de la sala de espera de un cirujano plástico.

El nombrecito los delata: tienen decenas de años en organizaciones con nombres muy largos y rimbombantes, difíciles de recordar, y por eso prefieren las siglas… ¿y ninguno se dio cuenta de cuán suicida era ponerse "sé pufi"? Pero quizá hay consistencia. Entre ellos, al menos hay dos, Susana Villarán y Yehude Simon, incapaces de decir algo sin dispararse al pie al mismo tiempo: i) las señoras de San Juan de Lurigancho son las lavanderas de La Molina, ii) el presidente tiene un hijo fuera de matrimonio. Que varios allí reunidos se guían por intereses particulares y no el bien común tampoco es nuevo. Y, quizá por eso, tapándose hipócritamente la nariz, se subieron al carro del único con inscripción.

También apareció en público Julio Guzmán. Primera impresión: si PPK pudiera clonarse para postular indefinidamente a la presidencia, Guzmán sería el clon. Tecnócrata con "consciencia" social, "ganas" de trabajar, experiencia en el sector público y privado, hijo de inmigrantes y un discurso políticamente impecable que por eso mismo no dice nada; Guzmán es a PPK lo que Mauricio Diez Canseco es a Keiko.

Parece que Guzmán está convencido de que la tecnocracia es superior a la política y que esta estorba. Error grave cuyas consecuencias hoy vivimos: Humala compró el rollo y hoy cuatro gatos en el Congreso tienen en jaque a todo el gobierno y Pedro Cateriano debe ir a abrazarse con Don Gato.

Como ¡Asu mare!; mucho márketing.