[Opinión] Andrés Balta: Trabajador-Empresario. (Foto: iStock)
[Opinión] Andrés Balta: Trabajador-Empresario. (Foto: iStock)

El mundo viene borrando la frontera entre empleado y empleador. A cada momento la persona del trabajador tiene más actitud de dueño o es, directamente, dueña de su tiempo y arquitecta de su propio destino. Así, con mayor o menor intensidad, esa dualidad funciona y entrelaza, para bien, las calidades de empresario y trabajador.

Con ello, los empleados podemos responder sobre formas en que los empresarios, en tanto ciudadanos, podemos mejorar la democracia y, frente a esa inteligente inquietud de Capitalismo Consciente Perú, alcanzar a Cecilia Villegas cómo es que el trabajador – empresario puede cooperar:

Primero, pensando y actuando como empresario-trabajador y viceversa.

Luego, creyendo que la empresa es, por antonomasia, centro de economías de cosas, tiempo y espacio, así como el mejor lugar de aprendizaje para los que hacen que las cosas sucedan, incluida la participación de trabajadores en las utilidades.

Siendo ejemplos vivos de integridad y honestidad, así como actuantes y divulgadores fervientes de códigos de ética y conducta, cruzando espadas con la corrupción.

Creyendo en la libertad, la igualdad ante la ley, la competencia y el mercado libre y abierto, así como en la salud y educación eficaces y eficientes.

Luchando contra toda forma mercantilismo, absolutismo y populismo de derecha o izquierda.

Defendiendo al máximo los límites del Estado frente a las personas, así como los diques entre sus poderes para que ellos se frenen entre sí.

Creyendo en las personas que responden y hacen responder y descreyendo del Estado por el Estado mismo.

Actuando como defensores de la inversión, el Estado de derecho y sus instituciones.

Y participando valerosa y valientemente en la sociedad y medio ambiente sostenibles.

Así empina el espíritu el trabajador-empresario, en tanto ciudadano. Pongamos el hombro por eso.