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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Termina la era de Ana María Solórzano y empiezan a barajarse nombres para asumir la Presidencia del Congreso. El nacionalismo tiene pocas alternativas después del penoso papel cumplido por la candidata de Nadine.

Solórzano no solo demostró su falta de reflejos y pericia política para manejar un Parlamento conflictivo, sino que al dejarse imponer en una silla que a todas luces le quedaba grande, precipitó la salida de ocho congresistas nacionalistas que hoy militan del otro lado del hemiciclo. Su falta de independencia y su absoluta imposibilidad para concertar, la convirtieron en la prueba más palpable de que el Congreso no funciona con títeres a los que les mueven los hilos desde Palacio.

En este contexto, el nacionalismo hubiera tenido una opción con Marisol Espinoza, la figura más solvente e independiente que les queda en la bancada.

Sin embargo, la única vicepresidenta de este gobierno ha rechazado el ofrecimiento porque al parecer no tiene ganas de serle útil, a último minuto, a quienes le han pagado tan mal. La carta que asoma con fuerza, entonces, es el simpático y nadinefan Josué Gutiérrez. Sin comentarios.

Así las cosas, la oposición tiene una oportunidad de oro. La coyuntura les deja la cancha libre para meter un gol de media cancha, como el que esperamos que meta mañana Perú contra Bolivia, y hacerse de la Mesa Directiva del Congreso.

Con esto puede poner en agenda temas fundamentales como las reformas electorales pendientes; pero también puede demostrarles a los peruanos que la oposición no tiene la voluntad de destruir este país, sino de colaborar con su desarrollo. Si en lugar de estar pelándose aprovechan este último año y le dan una lección de democracia y gobernabilidad a Palacio, quién sabe si todo no está perdido para el 2016. Quién sabe si en la mente de los peruanos la palabra "democracia" vuelve a imponerse sobre "autoritarismo".