"Cuando sufrimos de cosas peores, con mayor razón necesitamos acompañamiento y escucha. Sea físico o mental, quien sufre necesita de otros, de un otro que te escuche, te contenga y te apoye". (FOTO. GEC)
"Cuando sufrimos de cosas peores, con mayor razón necesitamos acompañamiento y escucha. Sea físico o mental, quien sufre necesita de otros, de un otro que te escuche, te contenga y te apoye". (FOTO. GEC)

La vida tiene duelos y momentos de depresión. No solo están las pérdidas, la enfermedad y la muerte, sino también las rupturas, los finales de etapa y las sorpresas feas. El jueves, por ejemplo, me levanté a las 6 de la mañana y me di con la sorpresa de que me habían robado. Me robaron nada menos que un vehículo. Entero. Encima es un vehículo que tiene un alto valor sentimental para mí y para toda mi familia. Además, lo robado ascendía a unos 25 mil dólares, que no es poco.

Afortunadamente, algunos buenos amigos salieron raudamente a la búsqueda, ya que esto sucedió al sur de Lima en una zona relativamente aislada y circunscrita. Los malhechores se enteraron de nuestra búsqueda y abandonaron la nave. La encontramos luego de dos horas y, por supuesto, ya habían robado algunas partes, pero fue un robo parcial, no total, gracias a la rapidez y generosidad de estos amigos.

Afortunadamente, el vehículo estaba asegurado y el seguro se portó bien. Asumirá su compromiso y yo el mío pagando el conocido deducible, del cual no te libras. Como me decía un paciente muy buena gente que vendía seguros: “Más vale tenerlo y no necesitarlo que necesitarlo y no tenerlo”. Pero este es un evento, dentro de todo, menor. La vida nos pone constantemente a prueba con todo tipo de problemas y dificultades. Lo importante es estar acompañado. El sufrimiento necesita de compañía, de ayuda.

Cuando sufrimos de cosas peores, con mayor razón necesitamos acompañamiento y escucha. Sea físico o mental, quien sufre necesita de otros, de un otro que te escuche, te contenga y te apoye. La vida es, pues, constante milicia. Todos los días hay problemas y situaciones por resolver. El sentido mismo se extrae en parte de la resolución de problemas y del entender que, más que quejarse, lo que se necesita es actuar. Los problemas pasan y también por supuesto vienen los momentos de felicidad y alegría, pero son mareas, que suben y bajan, y por eso uno para y repara. Evadir los duelos, los problemas, o tirar la tierrita bajo la alfombra no es la solución.

A veces, está bien no estar bien.