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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

En los últimos meses, hemos sido testigos del incremento del número de incidentes relacionados con el tráfico de drogas. Pero este negocio se está reproduciendo porque ese dinero ilícito encuentra vías a través de las cuales puede ingresar al sistema financiero y a la economía real. En el caso Orellana, Coopex fue una de las cooperativas mediante las cuales el dinero sucio se blanqueaba e ingresaba al flujo real.

Según la información disponible, el número de entidades que realizan actividades de captación de ingresos en las zonas cercanas a los puntos de producción de la droga, bajo la forma de cooperativas, se ha incrementado significativamente y, además, estas ofrecen altas tasas de interés por la captación de recursos. Si bien podría dar la impresión de que son pirámides financieras, lo cierto es que se estaría hablando de una modalidad de "blanqueo de capitales" que está haciendo que, en el Perú, el dinero ilegal empiece a entrar como Pedro por su casa. Y esto sí es realmente preocupante.

Antes, si bien la producción se realizaba en el Perú, el grueso de los capitales se enviaba a alguno de los 20 paraísos fiscales que hay en el mundo, donde la regulación financiera es laxa. Según los estudios de Naciones Unidas, el dinero ilícito puede representar entre 3% y 6% del PBI.

Aparentemente las operaciones de compra y venta de propiedades, así como los aportes de capital, pueden estar sirviendo como fachada. Al respecto, si bien los notarios deben llevar un registro de las operaciones sospechosas, para ellos también resulta un reto identificar si la procedencia del dinero es ilícita, y esto se agudiza en el entorno de elevada informalidad que caracteriza a la economía peruana.

El próximo año, el Perú será evaluado en el cumplimiento de las recomendaciones emitidas para evitar que el dinero ilegal entre al sistema financiero, y esta calificación será de conocimiento mundial. Esto no debe pasar inadvertido.