Fujimori se encuentra en la mira de la Fiscalía.
Fujimori se encuentra en la mira de la Fiscalía.

Kenji aparece compungido frente a las cámaras de los periodistas que lo esperan en el patio del edificio Porras Barrenechea. “Quiero pedir perdón… (me pregunté cuántas horas habrían tenido al chinito en la silla eléctrica cuando de pronto Kenji empezó a reírse) …quiero pedir perdón al pueblo peruano por hacerle perder el tiempo por todas estas mezquindades, declaraciones nimias con respecto a (mi) posible expulsión de mi partido”. Cerró con un claro “basta ya de trabajar al miedo”.

Armado o no, Kenji ya es todo eso que no es la BanKada y su hermana. Gestos marciales risibles, gritos, insultos y una actitud de combate a la corrupción que a estas alturas ya es ridícula, la Mototaxi se convirtió a sí misma en una caricatura de Carlín.

Kenji se ríe, se va de visita a Palacio y se toma selfies con PPK, se abraza con Marisol Pérez Tello, se va calato a las Huaringas heladas, se pone gutapercha en la boca y se burla. Y, así, capitaliza el fujimorismo que se rehúsa y resiste a ser keikismo. La pregunta sería, si ya está decidido el indulto, ¿para qué?

Keiko está dinamitando el sistema del que ahora inevitablemente forma parte. Cuando las personas digan “que se vayan todos”, ella estará incluida. Porque nadie con dos finales presidenciales y con una bancada de 71 congresistas puede decir que no es parte del statu quo. Tras 20 años de hacer política –según ella misma–, Keiko ha eliminado toda la distancia que quedaba entre los Fujimori y los “políticos tradicionales”.

La frustración y el hartazgo son con toda la clase política. La estabilidad a partir del “orden” ya no puede venir de alguien que se encargó de cultivar ingobernabilidad a punta de gritos e interpelaciones sin proponer nada de nada.

¿Quién va a cosechar tanta inestabilidad?

TAGS RELACIONADOS