[OPINIÓN] Richard Arce: “Lamento boliviano”. (Foto de AIZAR RALDES / AFP)
[OPINIÓN] Richard Arce: “Lamento boliviano”. (Foto de AIZAR RALDES / AFP)

Hoy Bolivia está empezando a cargarse con la irresponsabilidad del manejo económico del gobierno Evo Morales, que inicio el 22 de enero del 2006 y duró hasta 2019, donde se vio obligado a renunciar, por las denuncias de fraude después de la tercera reelección.

Recordemos que impuso una Asamblea Constituyente, que permitió un nuevo pacto social que estableció el Estado Plurinacional, en reconocimiento a las etnias y pueblos originarios para que tengan un rol activo en las decisiones de gobierno; esto permitió generar una estabilidad política en Bolivia.

Es importante resaltar esta estabilidad, que se logró después de una serie de conflictos sociales entre los años 2000 y 2005, que puso en jaque al país y se tenía un desgobierno, con una sucesión de presidentes, la guerra del gas y la polarización que llegó a enfrentar a la nación aimara del altiplano con la nación camba de Santa Cruz.

En el plano económico fue indudable su crecimiento que era saludado hasta por los organismos internacionales como el FMI y el Banco Mundial; muchos nos ilusionamos con las medidas tomadas por el gobierno de Evo, que promovía la nacionalización de los recursos naturales y exigía a las trasnacionales mayores contribuciones, además de promover un Estado inversionista; teniendo como base la riqueza del gas natural y los minerales, que se explotaron sin ninguna proyección.

Esta bonanza generó expectativas con un supuesto modelo de desarrollo, vendido como un éxito de un gobierno progresista y de izquierda. Hoy podemos afirmar, que más bien fue una irresponsabilidad que hoy está pasando una factura muy pesada a los bolivianos.

Tuvieron una pésima gestión de política monetaria, que irresponsablemente dilapidó las reservas internacionales y crearon una burbuja para supuestamente proteger el tipo de cambio.

Nunca entendieron que la explotación de los recursos naturales tiene que ir acompañada de la inversión en nuevas exploraciones, para darle cierta sostenibilidad. Ahora tenemos un país, con una calificación negativa y en pánico financiero y probablemente tengamos pronto una oleada de bolivianos, ante la crisis económica que se les avecina. Terminaron los sueños de opio.