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Redacción PERÚ21

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Carlos Carlín,Habla.BabasGian Carlo Vacchelli, 'El Angelito del 11', se hizo popular desde que apareció en la TV y de ahí saltó al Congreso. ¿Cómo lo hizo? ¿Cuál es el negocio? Fácil: ¡los electores lo pusimos! ¿Qué hizo este angelito para merecer el puesto? Hablar de fútbol y gritar "¡buenas noches, Perú!". Eso hizo. ¿Y qué ha hecho como congresista de la bancada fujimorista? Nada que se recuerde. Hoy, si se habla de él, es porque ha sido acusado de supuesta estafa a dos ciudadanos. ¿Alguna intervención memorable en el Congreso? Ninguna. ¿Algún proyecto de ley para personas con discapacidad? Tampoco. ¿Una idea valiosa para mejorar el rumbo de la economía? Wiflas. Pero, ¿podemos exigirle más a alguien que fue elegido porque daba ternura intentando bailar "La culebrítica"? Para muchos peruanos, los criterios de elección de una autoridad son sencillos: simpatía, carisma y parecer buena gente. Si además están en silla de ruedas, listo el pollo. Para muchos el mundo es como en las novelas de Televisa: si está en silla de ruedas, es bueno. Como él, otros 'ángeles' reciben generosos sueldos del Estado solo por ser populares. ¿Se acuerdan del congresista Urtecho? Lo pusieron de rueditas en la calle por aprovecharse del cargo. Atención: en las próximas elecciones, por mirar solo las ruedas podemos terminar patinando.

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