Buscando puntos de encuentro
Buscando puntos de encuentro

El 2020 ha sido el año más difícil en la historia del turismo. La pandemia fue un torpedo bajo de la línea de flotación para nuestra industria. Han sido meses durísimos, pero en el sector decidimos apostar por el optimismo y la resiliencia. Por ello, venimos haciendo enormes esfuerzos para que los viajeros vuelvan a visitarnos. Convenciéndolos de que somos un destino no solo maravilloso, sino también seguro.

Sin embargo, justo cuando necesitamos mostrar nuestro mejor rostro, vemos con preocupación que estamos proyectando inestabilidad. Las noticias muestran una seguidilla de conflictos, en los que reclamos que merecen ser escuchados se combinan, lamentablemente, con aprovechamiento político. Este escenario no hace sino complicar más la reactivación del sector. Si continúa escalando, los puestos de trabajo que aún se mantienen corren el riesgo de perderse. Y los miles de empleos que poco a poco irían recuperándose, seguirán congelados.

Claramente, en el país hay brechas que debemos acortar. A nivel de infraestructura. A nivel social. A nivel de empleo formal. Pero también hay otra gran brecha: la que divide a quienes piensan de una forma y quienes piensan de otra. Notamos una preocupante incapacidad de tender puentes, cuando es lo que más nos ayudaría en estos momentos. Mientras más polarización exista, más difícil será hallar soluciones. Busquemos puntos en común. Acerquemos los extremos. En la actual coyuntura, el enemigo no es quien opina distinto, sino la informalidad. ¿Queremos contribuir con el bien común? Enfoquémonos allí.

Esto tal vez suene idealista, pero en turismo aprendemos a mirar lo mejor que tiene un país y a elevarlo. A forjar sentido de pertenencia. Si queremos recuperarnos de la crisis, es lo que nos toca hacer. Un mejor Perú no se construye a través del enfrentamiento, sino del entendimiento.

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