Dentro de unos meses las máquinas y los hombres estarán vertiendo miles de toneladas de hormigón armado para crear la pista principal, R34.
Dentro de unos meses las máquinas y los hombres estarán vertiendo miles de toneladas de hormigón armado para crear la pista principal, R34.

GUIDO NUÑEZ DEL PRADO / PILOTO COMERCIAL CUSQUEÑO

Chinchero: a 3,800 m.s.n.m. El quinto aeropuerto más alto del mundo. Observo cientos de excavadoras, camiones, taladros y perforadoras industriales, miles de hombres trabajando día y noche 24/7 para aplanar y destruir el corazón del Perú ancestral.

En la loma de atrás de esta obra yace una venerada iglesia colonial de 1612 y, junto con ella, el Castillo de Topa Inca Yupanqui, hijo de Pachacútec. Dentro de poco, estos símbolos de nuestra tradición serán enterrados bajo el rugir de la gigantesca maquinaria.

Dentro de unos meses las máquinas y los hombres estarán vertiendo miles de toneladas de hormigón armado para crear la pista principal, R34.

Este aeropuerto es inoperable. Los aviones no volarán.

Los funcionarios del MTC están en la obligación de confirmar, sin lugar a dudas, que el uso de la pista R34 tiene validación técnica. Esto incluye pérdida de fuerza o total del motor durante una operación de despegue.

Estamos en el corazón mismo del imperio inca. Miramos arriba hacia las cordilleras nevadas, vistas a Moray, Ollantaytambo y, abajo, al propio Machu Picchu. Todo a punto de sufrir una intromisión absurda y definitiva.

Los factores técnicos que aseguran el funcionamiento futuro del aeropuerto no se han demostrado. Las pistas, las edificaciones para los terminales, con un costo billonario, serán un fantasma. No habrá aviones, ni turistas, ni Starbucks. Los pocos empleados no tendrán nada que hacer allí.

¡Y aquí estamos! Frente a un sombrío puñado de oficiales del Ministerio de Transportes y Comunicaciones y su equivalente en Seúl: todos informados de que Chinchero nunca podrá funcionar como aeropuerto comercial.

Chinchero tiene muchas desventajas, que son refutadas por los que quieren construir el aeropuerto, pero hay una prueba vital que debería definir el debate. Esta prueba es la ‘falla de motor’. Es parte del paquete que se conoce como “validación del procedimiento de salida”. Chinchero no tiene procedimientos de salida validados, sus salidas son solo propuestas que se diseñaron con el propósito de estudiar su viabilidad.

La prueba de motor es sencilla y se explica de la siguiente manera: cuando un avión está en la carrera de despegue y llega al punto de no retorno, entonces deberá continuar ascendiendo hacia un lugar seguro en el aire. Si un motor le fallara en ese momento de máxima tensión, entonces el avión para poder pasar la prueba de falla de motor deberá tener la habilidad de escalar poderosamente hasta estar fuera de peligro y, por lo general, este regresará al punto de partida o encontrará una alternativa cercana.

Pero aquí en Chinchero los picos de la cordillera Urubamba están de frente, a pocos segundos, y un airbus o un boeing no tendrán la fuerza de ascender y esquivarlos hasta estar fuera de peligro.

Así es que… ¡aquí está! Chinchero jamás podrá pasar la prueba de falla de motor para aviones boeing y airbus, los que constituyen hoy el 95% de aviones de pasajeros y de carga en el mundo y que son los que operarán en las próximas décadas.

El Alto-La Paz y Juliaca están a la misma altura e incluso a unos metros más que Chinchero, pero sus montañas están lejos, en el horizonte… El Alto y Juliaca están en medio del grande y ancho Altiplano, el que incluye el lago Titicaca.

En Chinchero no habrá cómo escapar del círculo cerrado de picos de hielo, nevados y los implacables apus.

En Chinchero, a 3,800 m.s.n.m., el aire es menos denso. El problema es que directamente al frente de la pista R34 se sitúan picos nevados de 6,000 metros de altura que coronan la Cordillera del Urubamba. Cualquier avión que despegue, hasta uno pequeño de combate Sukhoi o Lear Jet, deberá ascender bruscamente a la izquierda, hacia Ollantaytambo, para evitar estrellarse contra la cordillera, con una cercanía a la montaña Verónica de 5,893 m, que mira a Machu Picchu y Ollantaytambo.

En 1986 la FAP presentó un informe, en el que indicó que nunca certificaría a Chinchero para sus aeronaves, ni siquiera para emergencias. En 1980, el presidente Fernando Belaunde Terry y otros funcionarios volaron en un DC8 sobre Chinchero.

El piloto, quien aún vive, recuerda el gran susto que causaron las bolsas de aire de corrientes cruzadas de los vientos de Chinchero, los que casi derribaron al DC8. Después de lo vivido, Belaunde, que no era ningún cobarde, dijo: “¿Chinchero? ¡Ni hablar!”. Y lo tachó de la lista de proyectos del MTC. Solo que pensó que lo hacía para siempre.

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