En la adolescencia se van dando en los jóvenes una serie de cambios psicosociales que tienen características universales, con diferencias individuales que dependen de las características innatas, las circunstancias de vida, y el aspecto sociocultural donde se desarrollan.
Este desarrollo psicosocial incluye los siguientes procesos: 1) desarrollo del pensamiento abstracto, que es cuando se conciben juicios propios, deducciones y razonamiento lógico; 2) desarrollo de la autonomía, que es una emancipación psicológica, social y económica de la familia; 3) desarrollo de la identidad personal, que es el reconocimiento “realista y auténtico” de cómo es uno y va ligado a la autoestima; 4) lograr la escala propia de valores “auténticos”; 5) lograr la programación de su futuro, que incluye la vocación; 6) desarrollo psicosexual, que incluye la plena identidad sexual y la evolución de sensaciones y de la imagen corporal.
En el desarrollo psicosocial de la adolescencia se pueden distinguir tres etapas: la temprana, la intermedia y la avanzada. La etapa intermedia es la más compleja y con mayor porcentaje de conductas riesgosas.
Esta etapa se manifiesta con susceptibilidad, rebeldía, humor y objetivos cambiantes, fantaseo, parquedad al expresarse, necesidad del grupo de amigos y separación paulatina de la familia. Si estas manifestaciones salen de los límites tolerables, se deberá hacer una consulta médico-psicológica oportuna.