BENEFICIARIOS. Vilma Cruz, Efigenia Ramírez y Lucila Cruz, caficultoras de Chirinos. Al lado, el cacaotero Gilberto Zambrano y Santo Cruz. (Foto: Claudia Ramirez)
BENEFICIARIOS. Vilma Cruz, Efigenia Ramírez y Lucila Cruz, caficultoras de Chirinos. Al lado, el cacaotero Gilberto Zambrano y Santo Cruz. (Foto: Claudia Ramirez)

Lo que cuenta es el futuro y para estos caficultores y cacaoteros de y , el futuro se traduce en ver a sus hijos estudiando en la universidad, algo que ellos no pudieron hacer, pero que ahora gracias a estos productos es una realidad de la que se sienten orgullosos.

Así lo dice Efigenia Ramírez, de 42 años, con dos hectáreas dedicadas al café y una producción de 30 quintales al año. Ella pertenece a la cooperativa La Prosperidad de Chirinos en Cajamarca. “Aquí somos todas luchadoras. Yo, por mi parte, toda la vida he cultivado café”, dice esta hija de caficultores. Sus hijos también se han dedicado al bendito grano. Es una de las beneficiarias del Proyecto MOCCA (Maximizando Oportunidades para el Café y el Cacao en las Américas), una iniciativa que incluye a países de Centroamérica y a Perú y a Ecuador; que promueve la capacitación, el financiamiento y el aumento en la investigación.

Eduar Troyes, de 39 años, está en el caserío San Pedro de Jaén. “Bienvenidos a Finca El Romerillo”, dice el portal, donde indica que cultiva café caturra, gran Colombia, catimor, y marsellesa. Gracias a su esfuerzo ha logrado una taza de hasta 89 puntos. Su promedio es 84, pero su reto va por más. En sus cuatro hectáreas y media cultiva el árbol romerillo entre otras plantaciones exóticas. Tiene tres hijos pequeños que lo acompañan a veces a la faena.

“El café es nuestro ingreso principal y hay que cuidarlo”, dice, mientras recorremos la finca, y nos muestra las nuevas semillas que está incluyendo en la chacra.

Otra es la historia de Gilberto Zambrano dedicado toda la vida al cacao. Además, tiene un criadero de tilapia, que es otro aporte a la familia. “El cacao es un producto maravilloso. Hay que conocerlo, cuidarlo y admirarlo”, comenta, al tiempo que recorre sus 6 hectáreas. Es un hombre satisfecho con la vida. Lo heredó del padre. Y ha sabido sacarle provecho. En su chacra se encuentra el más fino cacao de la región y tenemos el gusto de probarlo.

Rodeado de laurel, capirona y caoba está Santos Cruz, cacaotero de toda la vida. Nos muestra su cacao fino de aroma y cacao nativo. Sonríe.


“El café nos ha permitido dar una profesión a nuestros hijos”, Efigenia Ramírez


Es tan buena la calidad de estos productos que chocolateros belgas llegarán a la zona para comprar y venderlo en Arabia Saudita. También se lo llevan a Canadá.

Lucila Cruz, caficultora, inicia su jornada a las 5 de la mañana, hora en la que da el desayuno a los trabajadores. Ella también se encarga del lavado y secado del café. Lo disfruta. Porque eso le enseñaron sus padres y no puede estar más orgullosa.


UN PROYECTO PARA UNA VIDA MEJOR


El ingeniero Freddy Cerdán Cubas, gerente general de MOCCA Perú, nos acompaña en este recorrido por un terreno agreste donde se ubican las fincas de café. En el camino resalta el esfuerzo y el empeño de los caficultores en aprender cada vez más y salir adelante para buscar nuevos compradores.

MOCCA es un programa de 7 años implementado por un consorcio, financiado por USDA y liderado por TechnoServe. Opera en Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Ecuador y Perú. En total son 150 mil beneficiarios con entrenamiento, vínculos comerciales, fortalecimiento de proveedores de material genético de siembra, aumento en investigación y divulgación, acceso a financiamiento y apoyo a institutos y plataformas.

En Perú benefician a 17,352 productores de café y 10,344 de cacao.


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