“La confianza no descarta la interpelación y censura de ministros ni vacancia si hay causales constitucionales.  Los votos para la vacancia se construyen con el actuar errático del Ejecutivo”. (Foto: Presidencia Perú).
“La confianza no descarta la interpelación y censura de ministros ni vacancia si hay causales constitucionales. Los votos para la vacancia se construyen con el actuar errático del Ejecutivo”. (Foto: Presidencia Perú).

Es acelerado el desgaste del gobierno de Pedro Castillo (ausente y silencioso), debilitado, sin liderazgo, con bancada congresal sin experiencia. El oficialismo parece dividido en la bancada y cúpula (Castillo y Cerrón), el gabinete es controversial y la falta de capacidad de gestión amenazan la gobernabilidad. Puede ser el peor gabinete en décadas, se pudo convocar mejores cuadros de izquierda.

El gobierno precario dificulta, además, la posibilidad de convergencias. Esto es incrementado por limitaciones a la prensa, la propuesta de una Asamblea Constituyente (no contemplada en la Constitución) y la crisis que impacta en los más pobres. El Gobierno no ata ni desata, y el ideario de Perú Libre y el “portero Cerrón”, disertando, incrementan la preocupación, debido a una ideología desfasada y fracasada que ni la izquierda moderna propugna.

¿La convocatoria a un “gabinete bomba” era para provocar la denegatoria de confianza congresal y cerrar el Parlamento tras la segunda denegatoria?

La decisión de dar la confianza debe responder a una estrategia política (la oposición debe anticiparse a escenarios). Aun otorgada la cuestión de confianza, este gabinete NO da confianza, si no hay cambios el desgaste continuará. La confianza no descarta la interpelación y censura de ministros ni vacancia si hay causales constitucionales. Los votos para la vacancia se construyen con el actuar errático del Ejecutivo, la principal amenaza para la continuidad democrática y gobernabilidad. Estamos ad portas de una tormenta perfecta: crisis económica, pandemia (tercera ola) e incapacidad de gestión. Estas no son “pelotudeces democráticas”; si Castillo no lo enmienda seguirá derrochando su capital político y aislándose. El desencanto poblacional se acrecienta, Castillo no tiene la calle a favor y es víctima de sus propios desaciertos.

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