Manuel Burga y Julio Grondona. (AP)
Manuel Burga y Julio Grondona. (AP)

Redacción PERÚ21

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Francisco Cairo, editor de deportes de Perú21Hay que saber estar. Eso hizo . En la AFA hay un antes y un después del habilísimo porteño que se apartó del negocio familiar para administrar el caótico fútbol argentino. En su carrera hacia la inmortalidad dirigencial, Grondona se movió con una mezcla de autoritarismo y sagacidad.

Tuvo tantos adeptos como enemigos porque es imposible estar bien con Dios y con el diablo después de 35 años y nueve reelecciones triunfales. Pero hay una cosa cierta en medio de la polémica que despierta su figura: deja un legado de éxitos deportivos que no se puede soslayar, incluso hoy que asistimos al paulatino deterioro de la cantera albiceleste.

Quince presidentes argentinos pasaron por la Casa Rosada durante la era Grondona. El tiempo hizo menos mella en la piel del dirigente que en la de los políticos. Don Julio supo perdurar con inteligencia, aplomo y ambición, cara mezcla imposible de fraguar por estos lares, donde personajes como nos recuerdan diariamente, y a golpe de mediocridad, que tenemos el fútbol que nos merecemos.

"Saldré con los pies para adelante", decía cada vez que se le preguntaba si dejaría la AFA o la , ese 'monstruo' donde también despachaba desde 1988. es tema del día en tiempos donde ya no se extraña a los caudillos. Para bien o para mal, Grondona supo estar en el fútbol. Otros, como Burga, no dejarán nada.