Javier Corcuera le rinde homenaje a Javier Heraud con un emotivo filme. (Fotos: Manuel Melgar)
Javier Corcuera le rinde homenaje a Javier Heraud con un emotivo filme. (Fotos: Manuel Melgar)

¿Qué tienen en común y Javier Heraud? Además del nombre, al poeta Arturo Corcuera, quien fue padre del cineasta y gran amigo del escritor. Precisamente, el creador de ‘Sigo siendo’ fue bautizado con ese nombre en honor al autor de ‘El río’.

También tienen en común la pasión por el cine. A los 21 años, Heraud estaba en La Habana, adonde había llegado para estudiar cine y convencido de que era posible una revolución. A esa misma edad, Corcuera aprendía sobre el séptimo arte en España y vinculado a movimientos sociales desde el videoactivismo. Pero los 21 también trajeron la muerte del poeta y hoy, a 56 años de su partida, el documentalista le rinde homenaje con ‘El viaje de Javier Heraud’, filme que esta noche inaugura el Festival de Cine de Lima y llegará a las salas comerciales el 22 de agosto.

Todo empezó con un juguete. Tenía 8 años y un familiar le regaló un Cinexin, que era un proyector de cine que venía con películas de súper 8. Apagaba las luces y las proyectaba manualmente. También traía una pequeña moviola, que le permitía arreglar las cintas que se rompían, que no es otra cosa que editar. A los 14 vio los primeros filmes de autor y tres años después, acompañó a su padre al Festival de La Habana, donde fue testigo del triunfo de ‘La boca del lobo’, de Francisco Lombardi. Sintió como si hubiera visto ganar al Perú un mundial de fútbol. Y en ese festival descubrió el cine documental, que más adelante fue su forma de expresión.

Nos encontramos en el cine UVK Basadre, en San Isidro, donde en 30 minutos se proyectará ‘El viaje de Javier Heraud’ para unos cuantos que tendremos ese privilegio. Javier luce tranquilo, pero me dice que lo entristece que su padre, quien sale en la cinta, no haya podido ver el resultado. Pero espera que él y Heraud la vean juntos “por allá”.

-Supongo que hubo varios primeros encuentros con la figura de Javier Heraud: a través de tu padre, escuchando su nombre o leyendo su poesía. ¿Cuál fue la primera vez?
Difícil saberlo porque siempre estuvo. Recuerdo los primeros momentos en los que intenté saber más, al ser ya un adolescente, y empezar a leer su poesía, que desde el primer momento me sorprendió, sobre todo por lo premonitorio que fue. Hay poemas increíbles, como el de “Las moscas”, donde prácticamente cuenta lo que le va a suceder.

-¿Qué edad tenías?
Doce a trece años. En mi cuarto había un afiche de él, con unos versos. Su obra estaba ahí. Había una edición muy bonita, de color marrón, con toda su poesía. Fue un libro que me acompañó cuando me fui a estudiar cine a España. Edición que se la regalé a Joaquín Sabina cuando cumplió sesenta años, porque colecciona primeras ediciones. Es un libro alargado, trae la carta que le escribió a Neruda, a los poetas peruanos. Fue la primera edición de sus obras completas.

-¿Tu padre quería que seas poeta?
Siempre nos dejaron decidir lo que quisiéramos ser o no ser. Al contrario, yo creo que mi padre no quería mucho que nos dedicáramos al arte. Tengo una hermana pintora, una hermana bailarina, otra hermana que hace teatro y yo en el cine. Una vez lo entrevistaron y le dijeron: “Estará usted orgulloso de que todos sus hijos se dedican al arte”, y él respondió: “Lo único que sé es que tengo la pobreza asegurada” (sonríe).

-¿Y es cierto?
Depende. El cine me ha dado muchas alegrías y puedo decir que soy millonario en amigos.

-Uno lee El viaje y asombra cómo a los 18 años pudo escribir así, con esa carga emocional. ¿Hay genialidad o plantearlo así es un cliché?
Tenía un talento especial. También fue un muy buen alumno en el colegio, primer lugar en la clase, ingresó en primer puesto a la Católica. Pero, como dice el escritor Leoncio Bueno en la película, él nació siendo poeta. En su corta edad escribió una obra de un poeta maduro.

-Y de alguien que había vivido más de 18 años.
Sí pues, es que Javier en 21 años hizo todo lo que hace una persona en toda una vida. Amó, tuvo muchas amistades con relaciones muy fuertes. Mucha gente divide su vida antes y después de la muerte de él. Viajó por el Perú, por el mundo, publicó y se hizo guerrillero. Y, además, dejó un legado para el país, porque su poesía está vigente, no solo por su calidad poética sino por lo que dijo. Lees sus poemas y parecen escritos hoy.

-¿En la película también veremos la vocación de Heraud por el cine?
Sí y hay fotos que hemos descubierto, que fueron hechas por él.

-¿Llegó a filmar algo?
No, pero la película de alguna manera la ha hecho él. La poesía y el cine eran su vocación, y viajó a Cuba para eso. Siempre me preguntaba qué películas habría hecho Javier.

-¿Quisiste tratar de ser Heraud haciendo un filme?
En realidad, intenté hacer la película que a Javier le hubiera gustado ver sobre él. Su voz, sus poemas y sus cartas son la narración de la película; entonces, se podría decir que él escribió la película.

-¿Intentas hacer poesía a través del cine?
Intento hacer una película honesta y que llegue a la gente. El cine es emoción.

-¿Te preocupa que funcionen tus películas?
Me preocupo en hacer una película que llegue al espectador. Intento que sea honesta y sincera. Lo que no hago son películas con concesiones para la industria o concesiones comerciales. Pero creo que hay un nivel importante en el cine peruano.

-¿Sientes que has logrado cambios a través del cine?
Una vez, cuando estrené La espalda del mundo en EE.UU., donde una de las historias es sobre la pena de muerte, un espectador al terminar la película me dijo: “Hace hora y media yo era partidario de la pena de muerte. Ahora ya no”. Eso es lo que puede hacer el cine. Pero las realidades y los países los cambia la gente y no las películas.

-¿Cómo se ve al Perú desde Madrid, donde también vives?
Se sabe lo que sabemos aquí: que todos los presidentes están en la cárcel, fugados o que se suicidan. En eso también tenía razón Javier Heraud: hay que hacerlo todo de nuevo. Lo que hemos vivido en estas últimas décadas ha sido una extensión de lo que fue el fujimorismo, hemos heredado su corrupción.

-¿Heraud vivió como protagonizando su propia película?
Y dejó mucho registrado, como su poesía y se podría hacer un libro inmenso sobre sus cartas. Fotografió mucho. Quiso dejar las cosas que hacía para que luego alguien arme algo y mira, se está haciendo este documental y una ficción.

-¿Javier Corcuera se parece en algo a Javier Heraud?
Javier es una persona única y creo que va a perdurar no solo por su obra poética sino por su coherencia y entrega. Esa vida corta, al final, es una vida muy larga, porque está vivo y eternamente joven, eternamente rebelde.

Javier Corcuera
Javier Corcuera

AUTOFICHA:

-“Soy Javier Adolfo Corcuera Andrino y soy atemporal y eternamente joven como Heraud (risas). Nací en Lima. Estudié Cine en la Escuela de Cine de Robles Godoy y luego audiovisuales en la Universidad Complutense de España. Antes de terminar la universidad ya estaba haciendo mis primeros trabajos”.

-“He hecho mucho documental para televisión y en largometrajes hice La espalda del mundo, La guerrilla de la memoria, Invierno en Bagdad, En el mundo a cada rato, Invisibles, Checkpoint Rock: Canciones desde Palestina, Sigo siendo y ahora El viaje de Javier Heraud”.

-“Me nutro de todo, la música me gusta mucho y el cine de autor. Aquí hace falta una sala de cine independiente de autor. El cine documental es fundamental en la cinematografía y memoria de un país. Un país sin cine documental es un país sin museos. Y se está produciendo más y buen cine documental”.