Redacción PERÚ21

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Para muchos, beber un zumo de es más práctico y quizá preferible que el hecho de comer la fruta en cuestión. Un trozo de papaya, una rodaja de piña, unas manzanas o unas naranjas seguramente pasan mejor si se presentan como jugos o zumos.

Sin embargo, esta forma de ingerir frutas tal vez no sea la mejor opción y esto es debido al azúcar. Pues resulta que el azúcar de un zumo es más dañina que la que está presente en la fruta sin procesar o exprimir.

Hablemos claro. Entre un jugo de frutas natural y una bebida gaseosa, la mejor opción siempre será el jugo de frutas natural. La diferencia en cantidad de azúcar entre ambas bebidas es abismal. Sin embargo, siempre es preferible que se ingiera la fruta en su estado natural, y esto se debe a la importancia de la fibra.

EL AZÚCAR

Para entender sobre este tema es necesario saber sobre el azúcar y cómo actúa en nuestro organismo. Existen dos tipos de azúcares en función de cómo nuestro cuerpo logra metabolizarlos: los azúcares libres y los azúcares intrínsecos.

Los azúcares libres son aquellos que se metabolizan más deprisa, mientras que los azúcares intrínsecos son los que demoran más tiempo en metabolizar.

La metabolización del azúcar es el proceso por el cual nuestro cuerpo transforma esta sustancia en glucosa, para ser distribuida por la sangre a las células, que la utilizarán para diversas funciones, como obtener energía. 

EL PROBLEMA CON EL ZUMO

La ventaja de comer una fruta entera es que al ingerir su azúcar, también ingerimos su fibra. Esta sustancia facilita la absorción eficiente del azúcar de la fruta que ingerimos al ralentizar su metabolismo, pero esta se pierde si la fruta fue exprimida o muy procesada y luego colada.

“Si lo que tomamos es azúcar intrínseco, como el de una fruta, la matriz de esta, especialmente la fibra, hace que la glucosa se metabolice muy despacio y a las células les dé tiempo a gestionarla sin problema. En cambio, con el azúcar libre no le da tiempo a utilizarla toda, de modo que queda glucosa sin procesar, que termina convirtiéndose en grasa”, refiere la química y divulgadora científica Deborah García Bello a Hipertextual.

Si bien, beber un jugo de frutas sigue siendo saludable, si existe la posibilidad de comer la fruta entera, es preferible optar por esta segunda opción. Eso sí, sin añadir más azúcar de la que ya cuenta la fruta en cuestión.

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