La situación del agresor, respecto a su puesto laboral, es que solamente ha sido despedido de la empresa. (LaRibereña)
La situación del agresor, respecto a su puesto laboral, es que solamente ha sido despedido de la empresa. (LaRibereña)

Redacción PERÚ21

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El último 6 de enero, una médico quien trabaja y vive en el hospital de la red de de sufrió un intento de violación y, además, fue agredida físicamente en distintas partes de su cuerpo.

Tras este nuevo caso de violencia contra la mujer, el brindó una conferencia de prensa en su sede ubicada en Miraflores donde también estuvo presente la víctima.

En sus declaraciones, hizo saber su indignación y molestia por la liberación de su agresor, quien cuenta con libertad provisional por orden del juez.

“Lo que yo no entiendo es que, después de todas las pruebas que me hicieron, no vino el fiscal de turno. No avisaron a mis familiares. Solo estuve asesorada por un abogado del seguro. El maleante está libre. No tiene ni siquiera prisión preventiva”, exclamó.

La médico hizo hincapié en que al potencial feminicida, cuyo nombre es Arthur Miller Meléndez (19), “nunca lo había visto” en su vida y que, a lo máximo, lo habrá visto “un par de veces”.

“Me tienen que matar y violar para recién meterlo a la cárcel. Estoy exigiendo garantías para mi vida”, dijo indignada.

La situación del agresor, respecto a su puesto laboral, es que solamente ha sido despedido de la empresa Halcones Segurity Company S.A.C.

Por su parte, Essalud ha dispuesto el traslado de la doctora a Lima para que pueda laborar en la capital. “Fue el momento más traumático de mi vida. Sentí que iba a morir”, añadió.

NARRÓ LO QUE SUFRIÓ:

“Yo estaba descansando dentro del hospital porque yo vivo dentro. Y a las 00:30 siento que alguien entra a mi cuarto. En ese momento, se abalanzó encima de mí, me golpeó porque yo estaba durmiendo boca arriba. Luego, me lanzó contra el piso. Él solo estaba con un bibidí. Empezó a ahorcarme y golpearme. Después, sacó una daga militar como de 30 centímetros, me la puso a la yugular y me dijo que, si no hacía lo que me decía, me iba a matar. Continuó golpeándome e, incluso, sujetó mi cabeza y la golpeó contra el piso para dejarme inconsciente”.