Foto: César Fajardo.
Foto: César Fajardo.

Redacción PERÚ21

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Carlos Galdós,ComedianteAutor: Gonzalo Pajares.gpajares@peru21.com

Carlos Galdós nunca se fue, siempre estuvo allí: en la radio y en sus unipersonales. Ahora hasta columna propia tiene (léalo los sábados, en la revista Somos, de El Comercio) y, como hoy se siente bien, quiere celebrarse. El 12, 13 y 14 de julio, en el María Angola, presenta Galdós, 10 años, una especie de 'grandes éxitos' de sus unipersonales. Entradas: Teleticket.

Por tu columna en Somos eres un 'opinante'…Siempre escribía cosas, pero para mi hija, entonces, el impacto de la columna me ha sorprendido. Sin embargo, no creo ser un opinante, porque tomarse la licencia de opinar de todo es bien delicado, pero sí ejerzo mi libre derecho a decir lo que siento y lo que pienso.

¿Sientes que eres la voz de alguien?No represento a nadie, sin embargo, tengo las mismas emociones que muchas personas pues nos ocurren las mismas cosas, en el mismo país. Como el comunicador que soy, escribo de manera irresponsable, por eso me he peleado con medio mundo, y he seguido siendo el mismo, porque me parece valioso que un tipo de a pie pueda publicar lo que siente y piensa, con humor y con sarcasmo. Cuando la gente se pone muy 'responsable' pierde su esencia.

Te llamas comunicador…En esencia, lo soy. El comediante, el conductor de radio, el columnista, todos mis 'yo', son comunicadores. Y lo mío tiene que ver con temas sociales, de coyuntura. Para la gente es muy importante encontrarse un rótulo; para mí, no. Y si me llamo comunicador es porque su registro es más amplio que el de comediante, aunque te confieso que ya asumí el hecho de ser un comediante.

¿No te sientes un payaso?No, porque no hay que desprestigiar a los payasos, para eso se estudia mucho (risas). Quise ser payaso, y te lo digo en serio.

Somos demasiado ceremoniosos…Por eso sufro mucho en las entrevistas en televisión (risas). Sus programas son muy rimbombantes, y yo me siento pésimo en estas circunstancias. Acabo de estar en uno donde dijeron que mi vida había sido un éxito. "Ese no soy yo", les dije, pues en la tele, excepto en Polizontes, no tuve éxito. Nadie se saca 20 en todo… ni yo (risas).

¿Quieres que tu público te respete?¿Qué es el respeto: que digan qué inteligente es, qué cosas importantes dice? Yo busco establecer un vínculo emocional, que nos conectemos desde la sinceridad de nuestros sentimientos e ideas, nada más. Sé que tengo detractores, y eso está bien, pero, también me halaga que haya gente que se tome la molestia de oírme en la radio, de leerme, de ir a mis shows. Modestia aparte, siempre me ha ido bien en mis unipersonales, y eso sin preocuparme en agradar. Allí yo digo: "Este soy yo, esto sé hacer y esta es mi historia".

Juegas mucho con los estereotipos…Con los de la gente y con los míos. Más allá de haberlos creado, todos mis personajes soy yo. 'Tito' es mi alter ego. 'La menopáusica' es mi madre, aunque ella, cuando va a verme, me dice: "¿De dónde has sacado ese personaje? (risas)". "Mamá eres tú. Así eres. Mira el daño que me has hecho", le respondo. 'El Charly' soy yo en mi barrio y en la época de mi colegio.

¿No te exhibes demasiado?Todos tenemos una cuota de pudor. Yo parezco un exhibicionista porque cuento cosas que otros no se atreven, pero nadie sabe qué tanto estoy exhibiéndome y cuánto más tendría por mostrar. Créeme, tengo filtros y sé hasta dónde ir. En el caso de mi familia, voy hasta donde sé que no la dañaré.

¿Amas a tu prójimo?Tanto como a mí mismo, o sea, nada (risas). El humor me sirve para establecer una distancia con la gente. Yo peco por exceso de sinceridad, no soy un cara rota.

¿Sientes que tus unipersonales son un pasar un espejo frente a la gente y que ella se ría de sus miserias sin darse cuenta que lo hacen?Absolutamente. Recuerdo que haciendo de 'El Charly' le pregunté al público si iba a Asia. Muchos levantaron la mano, y les dije: "¿Y por qué quieren irse cada vez más lejos? Por Asia las playas son feas, el mar es más bravo. Mejor váyanse a Arequipa (ríe)". Sí, pues, le digo al público "esto eres".

¿Ya pasó tu etapa autodestructiva?No. Vivo en autodestrucción constante, eso nunca va a morir, habita en mí, y no necesito ir a Lince para recordarlo, para saber quién soy. Pero, eso sí, nadie tiene el derecho de mostrarle su peor lado a la gente.

¿Alguna vez te creíste famoso?En algún momento me la recontra 'hipercreí' y, como corresponde, me caí de poto (risas). Y, para ser consecuente con lo que soy, me escaneé, e hice un show que se llamó Yo también odio a Carlos Galdós (risas). Y, la verdad, a veces me sigo cayendo mal (risas).

AUTOFICHA

- Lima me gusta como tal, con su paisaje humano, geográfico y arquitectónico. Me gusta mirar a la gente e interactuar con ella. Recuerda, mi trabajo se basa en la observación.

- Tengo 37 años. Llevo 16 en la radio; diez haciendo unipersonales. Estuve casado. Valentina, mi hija, tiene cinco años. Soy autodestructivo.

- Nunca he dejado de ser de Lince. No necesito volver allí para saber quién soy. Tengo claro quién soy: Carlos Galdós, un tipo que ha hecho de la perseverancia su oficio.