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Redacción PERÚ21

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Roberto Lerner,Espacio de crianzahttps://espaciodecrianza.educared.pe

Pero pongamos las cosas en contexto. De 30 millones de hospitalizaciones anuales en el país del norte, 2,000 corresponden a reacciones alérgicas serias a la comida en general. 150 fallecen al año por esa causa. 50 mueren por picaduras de abeja, 100 partidos por rayos y 45,000 en accidentes automovilísticos. 2,000 niños se ahogan y 1,300 sucumben en accidentes con armas.

Las nueces producen reacciones alérgicas en algunas –pocas– personas y en algunas de esas pocas –muy muy pocas– el asunto puede ser serio y merecen protocolos adecuados para enfrentarlo.

Pero ¿se justifica una reacción social poco realista, contraproducente, histérica? No. Más allá de estos datos anecdóticos, debemos estar conscientes de que algunas políticas institucionales, y hasta públicas, respecto a problemas reales y más relevantes que comer nueces –sexualidad, violencia interpersonal, consumo de sustancias, salud y nutrición–, terminan siendo remedios peores que la enfermedad. Sobre todo cuando se basan en emociones contagiosas y percepciones de peligro inminente, son inflados y puestos fuera de contexto.

En Estados Unidos 10,000 niños son hospitalizados anualmente con traumatismo encéfalo craneano a resultas de actividades deportivas. ¿Prohibimos el deporte?