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Redacción PERÚ21

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Fritz Du Bois,La opinión del directordirector@peru21.com

El programa en cuestión realiza un interrogatorio público con un polígrafo para determinar si el interrogado dice la verdad y, por lo tanto, busca revelar secretos, los que usualmente se convierten en un escándalo. En este caso, la chica confiesa haberse prostituido, lo cual habría sido 'humillante' para su enamorado.

Sin embargo, luego de su confesión ha quedado confirmado que el sujeto que la asesinó le pidió dinero y al no recibirlo la mató. Por lo que lo más probable es que una persona de esa calaña la hubiera maltratado de cualquier manera al margen de su participación en ese programa de televisión.

En realidad, lo que viene ocurriendo es que la tendencia de los medios es ahora a mostrar a las personas en su hábitat natural –los reality shows– o a buscar que confiesen públicamente la verdad. Lo cual para muchos parece un ejercicio humillante que, en lugar de ayudar a evadir la realidad, que era el rol inicial que tenía el cine y la televisión, termina magnificando la miseria en la que muchos están atrapados.

Pero es evidente que a la gente actualmente ya no le interesan las historias épicas ni los grandes romances. Lo que tenemos en la programación es lo que el público está demandando y refleja la realidad en la que habitamos, por más que sea un giro dramático con respecto a lo que se ofrecía hace unos años.

Así que no tiene sentido tratar de culpar nuevamente al mensajero. Si tenemos una sociedad cada vez más violenta es debido al fracaso de la educación pública y a la incapacidad de la Policía así como del Poder Judicial.

No le echemos la culpa de todas nuestras deficiencias a un programa de televisión.