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Redacción PERÚ21

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Mónica Delta,Opina.21mdelta@peru21.com

Tras los esfuerzos del congresista Jaime Delgado para llegar a un consenso sobre la elección del defensor del Pueblo, el petardeo llegó de su propia bancada. El expresidente Daniel Abugattás, quien regresó de Londres con ánimo petardero, convenció al oficialismo para retirar el apoyo a Walter Gutiérrez. Antes lo había hecho Alejandro Toledo, dejando en offside a sus congresistas, al proponer a Guido Lombardi para el cargo. Recordemos que Alianza Por el Gran Cambio había propuesto al destacado periodista en la legislatura pasada y ellos mismos lo desecharon. ¿Cómo podemos respetar a una institución que es incapaz de respetarse a sí misma? ¿Cómo se le puede exigir a una sociedad que cumpla con sus impuestos, con sus contratos, con su familia, si es que los 'padres de la patria' no saben honrar acuerdos oleados y sacramentados? No podemos quejarnos de la informalidad cuando la palabra de nuestras autoridades carece de peso y no vale nada. Aunque el actual presidente del Congreso, Víctor Isla, asegura que seguirá trabajando para que se respete el consenso, si no lo logra quedará en ridículo. Es, además, una vergüenza que el grupo parlamentario de gobierno no pueda lidiar ni con su bancada. Salvo que haya un giro de timón decisivo, no veo la posibilidad de tener a un defensor del Pueblo elegido por el Congreso. Ni soñar con que se pondrán de acuerdo para elegir a los miembros del Tribunal Constitucional y del Banco Central de Reserva. Es una paradoja que el presidente Humala se desgañite diciendo en el exterior que somos un país serio que cumple con sus compromisos y que aquí, a pocas cuadras de Palacio de Gobierno, en la Plaza Bolívar, sus propios legisladores, con sus informales acciones, no respalden sus palabras.