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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Fritz Du Bois,La opinión del directorBien hace Hernando de Soto en llamar la atención a la falta de oposición y a la necesidad de que el Gobierno sea retado. La ausencia de ideas en el Congreso o en el debate político en general está llevando casi por inercia a que se tengan que delegar facultades en el Ejecutivo ante la falta de iniciativas o de imaginación para legislar.

Lamentablemente, el Gobierno tampoco parece tener una agenda de reformas que esté preparada, y es muy probable que, por segunda vez, desaproveche las facultades sin realizar cambios con algún nivel de gravedad u originalidad.

Así, tenemos que, en materia tributaria, los decretos fueron redactados por el ente recaudador, siempre tan burocrático, y al final se les ha cargado aún más la mano a los cuatro gatos que tributamos sin haber hecho nada por ampliar la base tributaria o reducir la informalidad.

Mientras que con los antecedentes militares del mandatario es difícil esperar alguna reforma estructural en materia de seguridad. Posiblemente el emplear licenciados en la fuerza policial y el reestructurar la escala salarial de la oficialidad es todo lo que podemos esperar.

En realidad, luego de un año es claro que la oposición sigue deambulando o ha decidido meterse a la cama con el oficialismo, el cual en el Parlamento es el principal exponente de la actual sequía intelectual. Da la impresión de que el ser parte de la Mesa Directiva es más importante que el mantener coherencia conceptual y que, en la desesperación por presidir comisiones, todo se puede hipotecar.

Con lo cual hemos terminado con la Comisión de Fiscalización en manos de un grupo que solo busca proteger a su líder, quien viene arrastrando un rabo de paja por los pasillos del Poder Judicial, asegurándole con ello al Gobierno que los dejaran en total tranquilidad.

Por otro lado, la Comisión de Relaciones Exteriores se la van a entregar –en el único año ante el fallo de La Haya, en el cual su labor podría contar– a un dinosaurio castrista que carga una ideología que, sin duda, le debe pesar y no lo dejará actuar correctamente.

Pero no es solo en el Congreso donde se siente la falta de profundidad. El debate mediático sobre la ministra de Educación, debido a su allanamiento al sindicato, y el archivamiento de la reforma del profesorado han vuelto a replicar la polarización de la época electoral.

Así, vemos que los diarios oficialistas nuevamente, como entonces, han estado coordinando portadas en este caso, tratando de salvar en el cargo a alguien cuya labor, desde cualquier punto de vista, deja mucho que desear.

Al final, nos queda el temor de que si la oposición no empieza a mejorar y a cuestionar la falta de acción del Gobierno en muchos campos, nos estamos encaminando a cuatro años más de mediocridad.