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Redacción PERÚ21

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Guillermo Giacosa,Opina.21giacosa@peru21.com

En 2001, Argentina se negó a pagar la deuda y devaluó su moneda. Ello determinó el agravamiento en la caída del PBI y la pérdida del apoyo de las entidades financieras.

"La negativa –afirma– a pagar la deuda liberó recursos y evitó seguir aplicando las desastrosas políticas impuestas por los acreedores. Liberada de la tutela del FMI –a quien debió pagar el íntegro de la deuda– logró un notable crecimiento del 94% de su PBI, en la etapa 2002-2011. Este éxito espectacular de la economía argentina ha sido ignorado por los grandes medios de comunicación internacionales, pues se debió a políticas económicas de izquierdas y conllevó un enfrentamiento con los poderes financieros internacionales". Ya en 2007, la pobreza se había reducido hasta afectar al 16.3% de los hogares y la tasa de desempleo se hallaba en el 9.6%. Es más, el salario real había crecido un 40.1% durante los cinco años anteriores. A comienzos de 2010, logró el nivel más alto de empleo, la desigualdad disminuyó y el gasto público social casi se triplicó en términos reales, creciendo del 10.3% del PBI al 14.2%.

"Argentina –dice Trujillo– demostró que había una salida a la crisis desafiando la ortodoxia impuesta por los mercados, que conjugó un elevado crecimiento económico con una significativa mejora de las condiciones de vida. El país no se doblegó ante los poderes financieros y aplicó políticas independientes."