"En el Perú, más que el cebiche, se consume el pollo a la brasa", nos dice Miguel Castillo, gerente de la cadena de pollerías Las Canastas.
Y cuándo le preguntamos por qué nos gusta tanto, nos dice que el peruano es "pollero" por naturaleza. No en vano, en la última década, el consumo de esta ave se ha incrementado en 91% (no así la población) y, al mes, comemos 47 millones de pollos, es decir, 1.6 por peruano. "De los 47 millones, el 18.64% se destina a pollo a la brasa. Es decir, es un plato emblemático, bandera de nuestra gastronomía", concluye.
Otra de sus bondades, además de su estupendo sabor, es su capacidad de llegar a todos los bolsillos. "¿Qué peruano no ha celebrado alguna reunión, algún cumpleaños, con un pollo a la brasa?", pregunta Castillo, y tiene razón. También hay que agradecer que, hoy, las mejores pollerías estén usando papas amarillas como guarnición y que haya una mayor preocupación por mejorar sus salsas… Es que pollo sin ají no es pollo a la brasa.