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Redacción PERÚ21

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Fritz Du Bois, La opinión del director

En una crisis internacional que ya lleva cuatro años de duración, el manejo de la economía nos sigue diferenciando. Así, tenemos que la solvencia fiscal que demostramos debe de ser la envidia de cualquier ministro europeo para quien nuestro crecimiento sería algo realmente soñado.

Por otro lado, una de las consecuencias de este buen desempeño es que el sol es cada vez más demandado pese a que, hace algún tiempo, nadie estaba interesado en él. Esta apreciación, que lo está llevando a niveles de hace 16 años, tiene la ventaja adicional de obligar al sector productivo a encontrar eficiencias para seguir siendo competitivo. Mientras que, sin duda, el consumidor peruano resulta siendo el gran ganador.

Sin embargo, la fuerza del sol va a levantar polvo en el sector exportador. Por ello, antes de que algún desubicado saque algún proyecto trasnochado de control de cambios –que, como bien saben los argentinos, solo sirve para aumentar tanto la fuga de capital como la corrupción estatal–, el Gobierno debería actuar con medidas que sean coherentes y que, simultáneamente, aumenten la demanda por dólares en este mercado.

En ese sentido, lo más conveniente es incrementar los límites de inversión de las AFP en el exterior. En la actualidad, el 70 por ciento de los fondos de pensiones están en el país, lo que constituye un altísimo e innecesario nivel de riesgo en un solo mercado. Asimismo, el permitir al exportador llevar su contabilidad tributaria en dólares evita que se vean obligados a venderlos para pagar impuestos presionando a la baja el cambio. Finalmente, todavía hay aranceles de importación en alimentos y bienes de capital, por ejemplo, que deberían ser eliminados ayudando no solo al tema cambiario, sino también bajando la inflación y aumentando la inversión.

Al final, no hay por qué tenerle temor a la fortaleza del sol, ya que esta no es más que el reflejo de que se está avanzando por el camino adecuado.