Primeros Auxilios Psicológicos: La normalidad de las “recaídas” en salud mental

Considero que el término mismo está estructurado o comprendido de manera limitada. Si nos enfocamos sólo en el hecho de “retroceder” o “tirar por la borda todo el avance”, necesariamente vamos a conceptualizar las recaídas como experiencias desagradables cargadas de una fuerte connotación invalidante a la que muy pocas personas deseen acercarse. Adicionalmente, y no menos importante, el reforzamiento social suele darse ante “avances positivos” y no ante “retrocesos”.

No obstante, me gustaría introducir en este concepto, la posibilidad de comprenderlo desde una escala valorativa neutral, en la que se pueda concebir que las recaídas forman parte del proceso y que, inevitablemente, van a suceder pues son normales e, incluso, apropiadas (nos hacen dar cuenta de aquello que necesitamos revisar y seguir trabajando para que realmente haya una mejoría un tanto más consistente en el tiempo).

Al percibirlas de esta manera, es posible concebirlas como una señal de avance, pues las entendemos como esa fase natural de proceso de recuperación emocional en la que “nos ponen a prueba”, y donde “fallar” es una oportunidad para poder fortalecer aquello que aún no se ha consolidado. Esto es importante: nos permite responder la pregunta que planteé al inicio de la columna de manera gentil: sentirse mejor significa entender que en el camino a la estabilidad emocional, habrá recaídas que nos informarán sobre en qué punto estamos, y que ellas no implican que el proceso se haya detenido o retrocedido, pues es una fase natural que en todos los casos, se presenta.

He escuchado, en algunas oportunidades, que las personas que recaen piensan, por ejemplo: “si ya recaí o la “malogré”, la malogro por completo”. Esta idea me genera conflicto y pena pues es una forma de invalidar el esfuerzo y de generar mayor sufrimiento de forma auto agresiva y poco compasiva.

Si tú te encuentras en psicoterapia y sientes que te estás “atascando” o “regresando a un punto inicial”, por favor, no te juzgues por eso. Convérsalo con tu terapeuta y traten de indagar en qué es lo que estás pensando o sintiendo al respecto y, luego, en cómo reforzar aquello que aún no se ha consolidado.