Milagros Agurto: “La vida no es caótica, nosotros mismos hacemos el caos”

Es parte de la plataforma Compartiendo Sabiduría, que busca empoderar y promover el crecimiento de la mujer.
“El estrés no es malo. El estrés bueno permite salvarte la vida, te pone lúcido, creativo. Pero el estrés malo te lleva al agotamiento crónico”. (Foto: Fernando Sangama / GEC)

Llegó a tener 12 trabajos. Profesora universitaria, columnista en un medio local, presencia en programas de radio y televisión, asesora de seis empresas, decana de una facultad, entre otras labores. Desde 1994 empezó a trabajar. No tuvo vacaciones durante 14 años. ¿Sabe cuándo parar? A veces sí, a veces no.

Hoy no tiene 12 trabajos. “Me estoy portando bien”, asegura y sonríe la nutricionista y coach que es protagonista del octavo capítulo de Compartiendo Sabiduría, plataforma creada por para empoderar y promover el crecimiento personal de la mujer peruana. Un espacio para compartir vivencias sobre cómo encontrar la paz en medio del caos. “A la sabiduría hay que escucharla, interiorizarla y transformarla en acciones”, propone.

Entró con 14 años a quinto de secundaria. Medía 1.58 metros. Era delgada, bailaba ballet. Habladora, distraída. Se sentaba adelante, estudiosa. Dice que era tímida, que todavía no poseía la elocuencia que hoy vemos ante cámaras. Tenía 15 años cuando terminó el colegio, cuando vino su tío de Japón. Sobrina de uno de los creadores de la escuela de Nutrición en la Universidad Mayor de San Marcos, en la década del 70. “Si volviera a nacer, volvería a estudiar nutrición”, asegura. Dice que terminó de crecer saliendo de las aulas del colegio.

¿Por qué llegó a tener 12 trabajos a la vez?

En ese entonces tenía cuatro hijos pequeños. Cuatro colegios, cuatro uniformes, cuarto zapatillas, cuatro todo. Pero en el año 2012 comencé a sentir que algo pasaba. Me sentía cansada. Hasta que un día, cuando cuadraba de reversa, golpeé los bordes; y era de cuadrar en una. No estaba midiendo distancias. Una mañana, llevé al cole a mis hijos y cuando estoy manejando me adelanté un poco para girar, no medí la distancia y raspé el auto de una persona. El cuerpo me dijo: “para, flaca, hasta acá nomás”. Llegué a mi casa y entregué las llaves del auto. Perdí rasgos de la memoria, me ponía medio tartamuda para hablar. Pero no paré de trabajar. Puse en práctica todo lo que sabía: meditación, ejercicios, nutrición, salud, escuché más a mi cuerpo.

¿El diagnóstico fue surmenage?

Sí. Decaimiento, depresión. Qué importante es mirarte al espejo y decir: “te has metido en esto, ¿cómo sales de esto?”. Había que descansar, dormir, sentirme amada y cuidada.

-¿Y ahora cuántos trabajos tiene?

Nunca más 12 trabajos (risas). Pero uno ya no tiene treinta años, sino cincuenta y algo. El estrés siempre está presente, pero ahora digo hasta aquí nomás. Estoy mucho más atenta a esas señales. Siempre hay que escuchar al cuerpo.

Esta idea de saber cuándo parar puede ser contradictoria con la otra idea que propone Compartiendo Sabiduría: no dejar de hacer las cosas para mañana.

Les recomiendo el video sobre resiliencia. Entren a la plataforma digital de Compartiendo Sabiduría. Ese video lo hicimos en mayo del año pasado. Ahí explico que no hay que enfrentar, hay que afrontar. Cuando afrontas ves la situación y puedes dar solución; cuando enfrentas, alguien tiene que ganar. Cuando afronto me paro frente a la situación, la miro y puedo hacerla mía desde la aceptación, desde el cambio, desde el aprendizaje y desde el crecimiento. Una cosa es repletarte de trabajo, y no saber decir no; y otra cosa es procrastinar; por ejemplo, tienes que hacer tu tesis en un año y esperaste el día anterior al deadline para empezar a redactar la tesis. El estrés no es malo. El estrés bueno permite salvarte la vida, el estrés bueno te pone lúcido, creativo. El estrés malo te lleva al agotamiento crónico. La vida no es caótica, muchas veces nosotros hacemos el caos. Hay que saber decir no, hay que saber organizarnos, hay que saber dormir, meditar, porque finalmente de eso se trata: de un bonito estilo de vida.

¿Saber dormir tiene que ver con cantidad de horas?

Es dormir por lo menos siete horas. Eso en cantidad, pero en calidad es que te despiertes y digas: “qué rico, hoy me voy a mi trabajo, me siento con energía”, no que te levantes arrastrando tu almohada. Cuando tienes esas buenas horas de sueño, tienes un buen metabolismo, mantienes un buen peso, tu piel se regenera, tus órganos se cuidan, disminuyes la tensión. Hay que aprender a encontrarse con uno mismo y a aceptar las situaciones que no podemos cambiar, y no querer controlar el mundo ni la vida. Ojo, aceptar la situación no es lo mismo que resignación.

Hay que nutrir el alma.

Por eso mi eslogan es: nutrir el alma nunca fue tan importante. Podrías decir: “Milagros, eres nutricionista, ¿por qué hablas de eso?”. Pero si hablamos de salud, la salud no es la ausencia de la enfermedad, es el completo bienestar físico, social y emocional. Somos esa triada.

Eligió ser nutricionista para, en realidad, nutrir el alma.

Yo quería ser médico cirujano pediatra. Pero ahora utilizo lentes de contacto (risas), imagínate; gracias a Dios, no fui médico cirujano. En mi visión de vida, ser nutricionista ha sido el pretexto que me ha permitido hacer todas las cosas maravillosas que me han tocado hacer.

-Ante las cámaras luce muy elocuente. Hay una vocación por comunicar. ¿Siempre ha sido empoderada?

No. Yo he sido tímida.

¿Qué la transformó?

Creo que tenía el don regalado por la vida, y fue la vida misma que me puso a desarrollarlo. Mis ‘pininos’ en la televisión los hice en Panamericana, iba como nutricionista para decir algunos tips. En el año 95, ingresé a Utilísima, y ahí empieza mi caos televisivo (ríe). Luego ingresé a RPP, a los diarios, revistas como Gisela. Me he paseado por donde he querido. La vida sabe por dónde llevarte, por eso la vida no es un caos, tú decides tu caos. Por eso siempre digo que las adversidades las puedes transformar en oportunidades. El mundo es maravilloso, quien lo complica en realidad son las personas.

AUTOFICHA:

“Soy Milagros Mariela Agurto Arca. Nací en el 65, en Lima. Acabé el colegio y me tiré un año sabático, era muy niña. Luego ingresé a Nutrición a San Marcos. Y estoy súper contenta con Compartiendo Sabiduría donde hoy trabajo, porque todos tenemos sabiduría”.

“Trabajo haciendo videos sobre nutrición, también tengo mi consultorio y otros trabajos, como este con Tottus. Ahora ya no tengo 12 trabajos, me estoy portando bien. Tengo tantas ideas en la cabeza, que quiero ir haciéndolas de a pocos. Tengo publicado un libro: El factor 40″.

“No como lo que como porque soy nutricionista, sino porque soy hija de madre ayacuchana y padre sullanense. Tuve unos padres que me dieron de comer de todo. Pero no soy muy carnívora. Pero cuando mi cuerpo me pide mi pan con chorizo o pan con chicharrón, me lo como y soy feliz”.

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