"Recuerdo que, cuando era chico, mis papás tenían la costumbre de separar un día a la semana para compartir en familia", cuenta Richard (37). "Ese día era sagrado. Lo usábamos para jugar, básicamente. Monopolio, cartas, fútbol en el parque. Hoy, con las obligaciones del mundo moderno, veo que cada vez es más difícil tener momentos así".
¿Los rituales familiares están en extinción? "Los tiempos han cambiado, es verdad, pero es cuestión de ponerse de acuerdo", afirma Susana Sierra, psicóloga del Instituto Guestalt de Lima. "Dedicar tiempo a jugar en familia es muy importante. Para empezar, los niños desarrollan habilidades útiles, como saber perder o ganar", agrega.
Por otra parte, la especialista señala que las familias que participan en juegos tienden a comunicarse mejor, a respetarse y comprenderse.
"Ser padre es una gran oportunidad para hacer con los hijos las cosas que uno quiso hacer con sus papás", anota la especialista. Para tomar en cuenta.