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Un irresponsable Congreso le puso luz roja al gabinete Cateriano
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A veinte días de haber asumido el cargo y luego de más de dieciséis horas ante el Pleno del Congreso, Pedro Cateriano abandonó el Palacio Legislativo con la convicción de que no recibiría el voto de investidura. Anticipándose al desenlace, en su última intervención denunció: “A mí se me advirtió que no había consenso respecto a la ratificación del ministro de Educación y que, por lo tanto, iba a ser muy difícil que se me extienda la confianza”.
Pero, además, previendo lo que ocurriría minutos después –solo 37 legisladores respaldaron su plan de gobierno–, se jugó su última carta y decidió poner al descubierto cómo, en plena crisis sanitaria y económica por la pandemia, el irresponsable cálculo político e individual sigue imponiéndose a los intereses nacionales.
“He venido a cooperar en momentos dramáticos para el país y creo que estoy obligado a hablar con la verdad. No puedo, por lo tanto, por acomodos políticos, variar mis puntos de vista, transar o conciliar en un contexto tan grave”, señaló.
¿A quién se refería Cateriano? ¿Quién le pidió negociar bajo la mesa? Horas más tarde, fue él mismo quien, en una declaración al diario El Comercio, confirmó lo que fue un rumor a lo largo del día: que fue el titular del Congreso, Manuel Merino, quien lo convocó a su despacho, días antes de su presentación, para decirle que “no había consenso” para extenderle el voto de confianza “por la presencia y ratificación del ministro de Educación” en el gabinete.
Esta versión fue ratificada por el presidente Vizcarra, quien, en un mensaje al país, aseveró que “la reforma universitaria no se negocia” (Ver Pág. 2). También por la secretaria general de la PCM y extitular de Cultura, Diana Álvarez Calderón. “(...) Lo que me parece es que no se debe aceptar un chantaje. Me parece que pedían su cabeza (de Benavides), ¿no?”, comentó.
Mientras, Merino, convertido en el emisario de las agrupaciones que desde el inicio del mandato de este Congreso han puesto en la mira a Martín Benavides, más que por su gestión en la cartera, por su defensa de la reforma universitaria y la autonomía de la Sunedu, optó por el silencio.
Sumas y restas
Fue una jornada agotadora que se inició a las 8 y 30 del lunes y concluyó ayer martes pasada las 6 de la mañana. Casi cuatro horas duró la exposición del premier, tras lo cual se dio pase a un debate que se centró fundamentalmente en la emergencia sanitaria en contraste con el eje económico que tuvo el discurso de Cateriano.
Ya en la madrugada, los voceros de las dos bancadas mayoritarias: Otto Guibovich (AP) y Fernando Meléndez (APP), dieron luces de que el gabinete no pasaría la prueba.
Eran las 5 y 46 de la madrugada cuando se inicio la votación en medio de la cual – premonitoriamente– se escuchó cantar a un gallo que hizo recordar el pasaje bíblico en el que Pedro niega a Jesús tres veces antes. Esta vez, sin embargo, sería otro Pedro, más contemporáneo, el que sería negado.
Uno a uno entonces, el relator llamó a los voceros para que expresen la postura de sus representados. Los de AP y APP tardaron en responder generando el reclamo de sus colegas.
“Si no hubo más votación habrá que cerrarla, ¿o están cabildeando?” cuestionó Martha Chávez. “Qué cosas oscuras...”, se escuchó decir a alguien más. “Primera vez que (la votación) se demora tanto”, añadió otro congresista bajo el anonimato de la sesión remota y quebrando en parte la tensión propia del momento.
Recién al cuarto llamado, Fernando Meléndez dio cuenta de las 22 abstenciones de su grupo y con ello se tumbó al equipo encabezado por Cateriano. Se necesita mayoría simple para darle luz verde a la investidura y esos 22 votos habrían sido claves.
De esta manera, el Parlamento dejaba paralizado al país en plena pandemia, sin posibilidad de que los ministerios compren equipo, medicinas y pruebas para enfrentar el COVID-19.
“Ellos ya sabían cómo había votado el resto de las bancadas, ahí están los números, la aritmética es simple; si votaban a favor se tenía la confianza. Votaron con calculadora en la mano”, acusó luego a Perú21 el portavoz de Somos Perú, Rennán Espinoza.
Así, a los escasos 37 congresistas que votaron a favor se contrapusieron 53 legisladores de cinco bancadas congresales. Otros 34 de APP y AP optaron por la abstención.
Entre los que votaron en contra o se abstuvieron figuran varios congresistas que, a lo largo de los últimos meses, han cuestionado el proceso de licenciamiento de universidades que lleva a cabo la Sunedu. Entre ellos están Freddy Llaulli, Irene Carcausto, Walter Rivera Johan Fores y Rubén Ramos y otros como Hipólito Chaiña (UPP), Ricardo Burga y Otto Guibovich, ambos de AP, que figuran entre los promotores de la interpelación al titular de Educación que, a estas alturas, es impredecible saber si se llevará a cabo.
Sabía que...
-Previa a la última intervención de Cateriano ante el Pleno, hicieron uso de la palabra los titulares de Salud, Educación, Agricultura, Energía y Minas, Economía y Midis.
-En su intervención, el primer vicepresidente, Luis Valdez (APP), conminó a Cateriano a presentar un plan “cercano a lo que el Perú necesita”. “No acepto que se me conmine”, fue la respuesta tajante del premier.
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