Hay varias dimensiones de lo que ha pasado hasta ahora. Primero, que hay actividades, manifestaciones en todo el país. La Defensoría del Pueblo ha reportado que casi una treintena de provincias no han protestado. Lo segundo, todo se ha desarrollado en forma pacífica. Lo cual también es un elemento importante a destacar.
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Toda acción de protesta de gran escala implica un conjunto de recursos que deben usarse. Todo eso implica un costo de movilización logístico que se asume personalmente, como parte de la organización que participa. Entonces ese es un tema que muchas veces no se puede sostener en el tiempo. Por eso en el Perú lo más común es que haya como olas. Un momento de aumento de las manifestaciones, luego eso cae. Dependiendo de las circunstancias, volverán.
Varias encuestas muestran varios escenarios. El adelanto de elecciones aparece con un apoyo bastante importante, pero es cierto que las personas consideran que es más probable en los hechos que la presidenta y el Congreso continúen hasta el final del mandato. Igual hay una insatisfacción muy grande con la gestión de ambos poderes, creo que el problema principal para el Gobierno y para el Parlamento es gobernar con una desconexión tan grande con la gente, es decir, estamos como en un entrampamiento. Lo que puede cambiar este escenario es que la debilidad de ambos poderes crezca, hasta el punto de ser insostenible.