SIGUE EL TERROR. La violencia sigue siendo el único lenguaje de los extremistas en esta región. (Foto Diario Sin Fronteras)
SIGUE EL TERROR. La violencia sigue siendo el único lenguaje de los extremistas en esta región. (Foto Diario Sin Fronteras)

Que desde hace unos días el control interno de la región se encuentre a cargo de las , parece importarles nada a los extremistas puneños que siguen imponiendo la violencia a sus protestas. En el distrito fronterizo de Desaguadero, una turba de 300 personas se enfrentó a un contingente de militares y policías, a quienes exigieron con gritos y empujones que se retiren de la zona. Los vándalos, además, retuvieron por unas horas a un agente policial.

Seis efectivos y más de un centenar de soldados fueron interceptados por la turba cuando descendían del mirador del cerro Cristo Blanco. Minutos antes esta delegación conjunta se había dirigido al puente Carancas, en la frontera con Bolivia, donde las autoridades policiales de ese país entregaron a Omar Enrique Barrera Barrientos, un requisitoriado por la justicia peruana por tráfico ilícito de drogas.

El detenido fue recibido por el oficial Juan Uquira Gilinich e inmediatamente abordó un helicóptero del Ejército Peruano que lo llevaría a Lima. Los militares custodiaron la aeronave ante cualquier intento de que esta pudiera ser dañada.

Luego de la diligencia, y cuando se dirigían de regreso a sus unidades, los protestantes interrumpieron su recorrido. Los policías a cargo de esta diligencia explicaron a la turba sobre su presencia en esa zona, pero los violentistas optaron por las amenazas y el uso de la fuerza. Solo querían que los uniformados se retiraran del lugar, pues asumían que su presencia en ese lugar obedecería a una orden para desbloquear las carreteras.

En medio de este escenario de violencia y amedrentamiento, soldados y policías fueron obligados a abandonar la zona y caminaron hasta seis horas para llegar a su destino.

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Decenas de soldados fueron agredidos por los extremistas. El teniente Luis Alberto Rodríguez Monzón fue retenido por unos 30 vándalos que lo condujeron hasta el desvío Lupaca-Desaguadero. Cuando se disponían a trasladarlo a la plaza de Armas, un convoy con 30 agentes logró rescatarlo, sin que la turba reaccionara con violencia.

Este grupo de violentistas amenazó con extremar sus agresiones contra los uniformados si estos regresan a este sector.

VIOLENCIA LATENTE

Puno no ha dejado la violencia pese al control militar en la región. En la provincia de San Román, vándalos incendiaron ayer una camioneta del Serenazgo y tres motocicletas de la comuna de Las Casuarinas. También se registraron enfrentamientos en la vía Puno-Juliaca, en el sector Alto Puno.

Los enfrentamientos del jueves último en los exteriores del aeropuerto Inca Manco Cápac, de Juliaca, terminaron con 35 heridos, incluidos 26 policías, seis de los cuales debieron ser trasladados a hospitales de Lima.

Un menor de 11 años fue alcanzado por un proyectil que le impactó en el brazo. A otro de los heridos le amputaron la mano. El intento por tomar el terminal aéreo juliaqueño dejó, además, siete personas detenidas, que serán investigadas por el delito de disturbios y para las que la Fiscalía ha pedido prisión preventiva.

UN MUERTO EN APURÍMAC

Los muertos desde que se iniciaron las protestas contra el gobierno de Dina Boluarte en diciembre último ya suman unos 60, tras confirmarse que Denilson Huaraca Vílchez falleció durante los enfrentamientos registrados el último jueves en la provincia de Aymaraes, en Apurímac.

La jornada de violencia, en la que un ómnibus interprovincial y una caseta de control en Quilcaccasa fueron incendiados por vándalos, terminó con tres heridos de consideración y casi 40 personas detenidas.

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Lucas Ghersi