[Opinión] Richard Arce: ¡Llegó la hora de la verdad, presidente!
[Opinión] Richard Arce: ¡Llegó la hora de la verdad, presidente!

Lo sucedido ayer en el país ha sido un terremoto político de grado 9, para graficar el impacto de las acciones del Ministerio Público, que incluyó una denuncia constitucional ante las evidencias mostradas por la Fiscal de la Nación sobre el involucramiento en ilícitos penales de parte del propio presidente Pedro Castillo.

Todo empezó muy temprano con el allanamiento a nivel nacional de las viviendas y oficinas de los congresistas llamados “los Niños”, y por otro lado, con la captura en simultáneo del “Gabinete en la sombra”, representado por el cogollo de esbirros del mandatario.

Lo revelador de estas pruebas presentadas por la Fiscalía incluye la incorporación de un nuevo aspirante a colaborador eficaz, Beder Camacho, otrora mano derecha del presidente y que, según sus revelaciones incrimina al presidente en los delitos de obstrucción a la justicia y encubrimiento real, solo para empezar.

Pero en los detalles está el diablo, porque según lo manifestado por esta colaboración eficaz, estos sujetos son de baja estofa, capaces de quedarse con parte de las comisiones por las compras de silencios y los dineros para mantener a buen recaudo a los prófugos de la justicia. En esa declaración incluyen al exministro de Defensa Walter Ayala, quien orondo pedía su parte “alitas” y también al ministro Sánchez, que oficioso entregaba dineros a Pacheco.

Esto es contundente, porque Castillo estaría rodeado de personajes angurrientos, sin escrúpulos, con lo cual es imposible que puedan seguir sosteniendo algún tipo de lealtad o los argumentos de defensa que elucubran sus abogados. En consecuencia, es muy probable que estos esbirros de palacio, que hoy están detenidos, se acogerán a la confesión sincera o la colaboración eficaz.

Por eso es comprensible la desesperación de Palacio, que ha llegado al extremo de hacer la conferencia solo con la prensa internacional, para evadir preguntas incómodas y, sobre todo, para evitar responder a las serias acusaciones de la Fiscalía por los delitos cometidos.