Sandro Marcone: “Intereses personales y económicos están destruyendo nuestro sistema educativo”

En el país, lo sabemos todos, se ha puesto en marcha una contrarreforma educativa. Pero no se trata de un argumento u objeción técnica sobre los avances educativos de los últimos años, ni siquiera podríamos decir que responda al enfrentamiento de agendas políticas; son intereses personales y económicos los que están destruyendo nuestro sistema educativo. El Ejecutivo, en su alianza con el Congreso, ha “vendido” al mejor postor la política educativa del país.

En ese contexto, ser ministra de educación debe de ser una pesadilla permanente. La tensión que produce el intento de bloquear los diversos proyectos de ley antitécnicos le ha pasado la factura a la ministra Magnet. Ni siquiera evitando afrontar la grave situación de la SUNEDU logró comprar su permanencia.

Lo primero tiene que ver con la forma. El Legislativo no puede intervenir en las competencias del Ejecutivo, y este proyecto de ley vulnera la rectoría del MINEDU. La ministra dejo clara y públicamente su posición en contra; eso era lo que correspondía. Cómo podemos ver esa posición no fue apoyada por sus jefes.

Pero lo mas grave es el fondo. El tema de los interinos es una bomba de tiempo armada en 1984 (primer gobierno aprista) cuando se dejo entrar a las aulas a decenas de miles de maestros sin titulo profesional. En el 2014, luego de muchas oportunidades para obtener el título y de una serie de evaluaciones se despidió al grupo que no había querido o podido sacar el titulo y/o aprobar las evaluaciones. Esos son los 14,000. El mensaje para el resto de maestros y maestras (+ de 300,000) es nefasto.

Y un agravante extra es el claro conflicto de interés de los legisladores que han propuesta la norma: al venir del bloque magisterial, queda claro que están atendiendo a su clientela política.

Mira, aun cuando la profesionalización de la carrera púbica magisterial está en constante perfeccionamiento, lo que se había ganado hasta ahora es fundamental. La gran mayoría de los docentes de las instituciones educativas públicas han aceptado ser evaluados y que su carrera no dependa solo de la antigüedad sino de sus méritos profesionales. El precedente que sentaría este proyecto de ley dejaría como tontos a todos los maestros y maestras del país que han apostado por la evaluación y por el camino de mejorar su carrera profesional a base de esfuerzo, estudios y permanente actualización de conocimientos. Así, vamos a regresar a 1984. Podría ser el fin de la evaluación docente como uno de los instrumentos para alcanzar la calidad educativa.

El hecho concreto es que el Congreso, en alianza con el Ejecutivo, ha logrado detener y revertir la llamada reforma universitaria. Como dije, esto no responde a nada mas que los intereses personales de un puñado de personas que han logrado con su poder económico regresar a los tiempos de la Asamblea Nacional de Rectores (ANR) en donde las universidades se supervisaban entre ellas mismas.

La ministra Magnet y su antecesor dejaron pasar ese tema, que, al igual que ahora, fue un golpe a la calidad de la educación de niños y jóvenes peruanos. Esa acción empoderó a otros grupos para replicar el modelo y eso es lo que estamos viendo ahora salvo que esta vez la ministra no estuvo dispuesta a cruzar esa línea.

Además del impacto negativo en el fortalecimiento de la carrera pública magisterial, los constantes cambios de cabeza en el sector educación crean desconcierto y paralización en los distintos niveles de gestión de la educación y eso definitivamente impacta en el clima escolar, el animo y el avance pedagógico de casi 7 millones de estudiantes.

La nueva ministra ha recibido un mensaje claro: “o te alineas a la alianza con el Congreso, o te saco”. Más allá de los nombres y declaraciones, todo indica que el desmantelamiento de los avances de la educación en el Perú sigue su curso.