Un fantasma recorre los Pasos Perdidos. Es el fantasma de las elecciones de 2021. Y, aunque la derecha hará todo para que no se repita esa historia, no sería ese el caso de Fuerza Popular.

El pasado miércoles 5 de junio, una reunión convocada en The Phoenix Club de San Isidro reunió a representantes del PPC, Avanza País y Fuerza Popular. Estuvieron también algunas figuras independientes muy reconocidas. Un empresario, un exministro de Economía, un periodista y un abogado. Además, hubo un representante del partido de López Aliaga. Y un militante de la estrella. “La idea es tratar el tema de las alianzas, el cambio de reglas para incentivarlas y la disponibilidad para apoyar esos cambios”, rezaba el mensaje de WhatsApp.

Aunque no hubo humo blanco, quedó claro quiénes estaban a favor de entablar alianzas y frentes. Las conversaciones entre Avanza País y el PPC están bien avanzadas, como lo adelanto Perú21 el 26 de mayo. No solo hay un logo y una pinta en Los Olivos con el tren y el mapa. También hay un borrador de lista parlamentaria. Según un militante del tren, el secreto para llegar a un acuerdo es que en ninguno de los dos partidos hay “candidatos naturales”. Como nadie se cree seguro, la conversación no se entrampa. Podría ser Neuhaus, Cillóniz o Bedoya. O incluso Carlos Bruce, a quienes algunos quieren lanzar a la Presidencia antes de las elecciones municipales. El cronograma así lo permite.

Paralelamente, Avanza País anda reclutando militantes. No solo para esta nueva alianza en ciernes, sino también para no perder la bancada. Ante la salida de los prestaditos por Renovación Popular, Norma Yarrow, Diego Bazán y Jessica Córdova, el presidente de Avanza País, Aldo Borrero, se ha jalado al exgobernador de Apurímac Baltazar Lantarón. Y también ha conversado con Azurín, Burgos y Málaga.

MESA DIRECTIVA

Al cierre de esta edición, Avanza País tenía un asiento en la Mesa Directiva. La elegida sería Diana González, muy cercana a Eduardo Castillo, parlamentario de Fuerza Popular.

Pero Podemos también busca un asiento en la misma plancha por la Mesa Directiva. José Luna ha tenido acercamientos con exfuncionarios del gobierno de Pedro Castillo. El tinte populista se ha hecho evidente en las últimas votaciones de Podemos. Además, acaba de sumar al excongresista Elías Rodríguez, del movimiento regional de La Libertad “Trabajo más Trabajo”. Un recordado excompañero aprista, además.

¿REFORMAS? NO HAY FORMA

La ley electoral no permite que los parlamentarios sean a la vez candidatos. Tendrían que renunciar en mayo de 2025 o antes, dependiendo del cargo al que postulen. Y, como el puesto de congresista es irrenunciable, muchos pretenden pedir licencia para poder aspirar a un cargo ejecutivo. Para ello, el Congreso buscará plantear una reforma constitucional que facilite esa jugada. Para eso sí hay quórum. Pero para poco más, al parecer.

Porque el fujimorismo habría manifestado su desinterés en participar de alianzas y frentes antes de la segunda vuelta. Al menos ese es el balance de la reunión en el bar inglés del Phoenix. A pesar de que algunas voces internas naranjas sí se han inclinado por fomentar un gran diálogo para construir un consenso, la palabra final en Fuerza Popular sería ‘no’. Y eso impediría que haya quórum para aprobar la propuesta de ley del congresista Alejandro Cavero. Esta iniciativa evitaría que se eleve la valla electoral por cada partido que se sume a un frente. “Hoy, el sistema castiga y penaliza las alianzas electorales, elevando la valla en 1% por cada partido que decide sumarse”, explica Cavero. “Esto es contraproducente porque facilita la fragmentación en lugar de incentivar la unidad, el consenso y el acuerdo político”, agrega.

En Fuerza Popular, algunos afirman que el fujimorismo arrastra el voto de la costa central, incluyendo el sur hasta Arequipa. Algo que no ha sido tan cierto en los últimos años. También insisten en que las coaliciones en primera vuelta, históricamente, nunca han funcionado. Así lo constataron la Coalición Conservadora del 39, la coalición APRA-UNO y el Fredemo. Y en menor medida, ahí está el Frente Amplio y Juntos por el Perú. Quizá el único ejemplo positivo sea el Frente Democrático Nacional, tan plural que generó su propio conflicto interno que desembocó en un golpe.

Sin embargo, el caso de 2026 es sui generis. No hablamos de pactos de movimientos ni alianzas coyunturales. Tampoco de partidos proscritos. Hablamos quizás de una situación inédita en toda la historia del Perú. Hay 50 potenciales candidatos y una fragmentación nunca antes vista.

SEGUNDA VUELTA ADELANTADA

Repetir la pesadilla de 2021 es una posibilidad cada vez más cercana. Pero solo es un mal sueño para algunos. Aquel año, pasaron a la segunda vuelta un representante de la izquierda y uno de la derecha. Uno que encarnaba el sur andino y otro que encarnaba la derecha popular. Un paralelo que podría remitir a la segunda vuelta de 2011.

Para el fujimorismo, lo que no se debe repetir es el escenario de 2016. Aquella vez, Verónika Mendoza no tuvo el suficiente arrastre en el sur andino, a diferencia de Pedro Castillo y Ollanta Humala. En las elecciones de 2016, las dos derechas pasaron a la segunda vuelta: la derecha popular fujimorista y la derecha limeña no fujimorista. En ese escenario, creen, la tienen más difícil.

Por eso, Fuerza Popular no pone en agenda la ley que evitaría que se eleve la valla electoral por cada partido que se sume a una alianza.

Y por eso Fuerza Popular no pone en agenda la ley de reforma constitucional que impide a los sentenciados por terrorismo, homicidio, corrupción de funcionarios y otros delitos postular a cargos de elección popular.

Ante un escenario fragmentado y unas preferencias atomizadas, el fujimorismo apuntará a un supuesto “voto útil”. Una especie de segunda vuelta anticipada entre los dos candidatos con mejores números. Casualmente, también son los dos candidatos que polarizan más.