“Me critican por un lado de incompetente pero de lo que no pueden decir absolutamente nada, ni un atisbo, (es) de corrupción ni falsedad", expresó el presidente Sagasti a Perú21 (Anthony Niño de Guzmán/GEC).
“Me critican por un lado de incompetente pero de lo que no pueden decir absolutamente nada, ni un atisbo, (es) de corrupción ni falsedad", expresó el presidente Sagasti a Perú21 (Anthony Niño de Guzmán/GEC).

nos recibió en su despacho de . Tiene ya más de 100 días conduciendo un país que –destaca– tiene muchas riquezas, “como su gente solidaria y emprendedora”, y “un enorme potencial”. Pero también, reflexiona, muchas debilidades a nivel institucional. En esta entrevista con , el jefe de Estado aborda todos los temas pero evita referirse a las propuestas populistas que pondrían en riesgo la llegada de más inversiones. “Estamos en una neutralidad electoral”, argumentó.

Presidente Francisco Sagasti: “Con las vacunas empezamos desde cero”
El jefe de Estado marca distancia de sus antecesores Merino y Vizcarra, y aclara que al asumir el cargo no había ningún contrato para la adquisición de vacunas contra el COVID-19.

Ud. llegó al poder en una circunstancia muy difícil. El Congreso había vacado a , puso a Manuel Merino, la opinión pública no estuvo de acuerdo, tuvo que retroceder. La sensación fue ‘Sagasti le quiere dar continuidad al gobierno vacado’. A estas alturas, después de que hemos visto el verdadero rostro de Martín Vizcarra, ¿no cree que sería importante que Ud. deslinde de él?

Lo he hecho muchas veces. El gobierno de transición y emergencia no tiene que ver nada con el gobierno del señor Vizcarra y menos con el del señor Merino.

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Pero no hemos escuchado una crítica toda vez que el Partido Morado apoyó a Vizcarra…

Nos decepcionó absolutamente a todos, pero, en ese momento –y eso fue hace más o menos unas cinco vidas atrás, con el tiempo que llevamos acá, con todo lo que hemos encontrado, las sorpresas–, lo que se quiso es dar continuidad en un momento de crisis muy compleja. Nadie tenía la menor idea de cómo iba a terminar esto y terminó de esta forma tan extraña.

¿Qué sorpresas encontró?

Varias, unas grandes, otras chiquitas. La primera fue que no había ningún contrato firme para las vacunas. Lo que había es una serie de cartas de intención, un acuerdo marco con Facilidad Covax que decía que nos iban a entregar hasta tantas vacunas, no se sabe de qué laboratorio. Y, además de ese acuerdo marco, había que firmar un acuerdo con cada laboratorio por separado que nos diera vacunas dentro del marco de Covax. O sea, que, en realidad, lo que yo pensé que ya había, 12 o 13 millones de vacunas, era simplemente una… En realidad tuvimos que empezar de cero.

 Cuando dejó el gobierno, Vizcarra ya se había vacunado, a espaldas de la población (GEC).
Cuando dejó el gobierno, Vizcarra ya se había vacunado, a espaldas de la población (GEC).

¿Qué le causó esa sorpresa? ¿Indignación, miedo?

Yo soy una persona que rara vez se indigna. Prefiero ver la situación: “Ok, acá hay un problema, ¿cómo lo resuelvo?”. Es lo que he hecho. Todo lo que vino atrás, todas las discusiones, sorry, lo siento, ahora empecemos a trabajar en serio con cada uno y negociamos muy duro, muy fuerte, y logramos lo que hemos logrado hasta este momento. Aproximadamente en 100 días, 48 millones de dosis y, si todo nos va bien, podemos tener un conjunto de dosis adicionales en las próximas semanas.

Ud. ha dicho que llegarán 48 millones 241 mil vacunas. ¿Cuánto de eso va a llegar en el primer semestre de este año?

Esos 48 millones están programados para llegar durante el año 2021, es lo que podemos decir. Predecir exactamente cuándo llegan es un poco difícil porque los contratos nos dicen en el tercer trimestre, segundo semestre, es lo que están dispuestos a comprometerse. Sin embargo, en el caso de , lo que hemos hecho, después de firmar el contrato por 20 millones de dosis, es definir el cronograma de entrega. Empieza muy chiquito con 50 mil dosis por semana durante el mes de marzo, sube a 200,000 por semana en abril y así va aumentando poco a poco. Lo que aspiramos es que nos lleguen alrededor de 10 millones de dosis, 9.9 millones; sería lo ideal en el primer semestre o estirando un mes más hasta julio.

O sea, ¿usted entregará el poder y cuántos peruanos dejará vacunados?

Lo que esperamos es que para esa época, si tenemos 10 millones de dosis, yo calculo que por lo menos cinco millones de peruanos estarán vacunados si se cumple lo que se ha estipulado.

Recientemente dijo en una entrevista: “Lo que no queremos es que el que tiene plata se vacuna y el que no tiene no se vacuna”. Se trata de que la vacunación sea una gran jornada de cooperación. Cuando el presidente dice “no este sector”, uno dice, ¿por qué, si deberían estar todos?

Quizás fue una frase no muy feliz en un momento de cansancio. Lo que quise decir es que todos los ciudadanos tienen el mismo derecho a la vacuna porque hay algunos que creen que porque tienen alguna posición o acceso o recursos tienen más derecho que otros. Todo el mundo me dice que soy un mal comunicador. La razón es que me he pasado 50 años de mi vida siendo profesor universitario y académico, y ese es el estilo en el cual me sale; cuando trato de hacerlo más popular, a veces meto la pata. Lo que quise decir es que el derecho a recibir la vacuna no debe depender de los recursos a los que tenga acceso uno, sino ser totalmente equitativo y sin discriminación.

¿Cómo ve esta disposición del sector privado, del empresariado de aportar, por ejemplo, con el proceso de vacunación?

Lo están haciendo maravillosamente. Por ejemplo, el primer embarque de las vacunas de Sinopharm fue pagado por el sector privado, ellos cubrieron el costo del flete y estamos enormemente agradecidos. Han prestado su ayuda, su conocimiento, su experiencia. Tenemos a personas de Soluciones Empresariales en el grupo de trabajo que ha armado la presidenta del Consejo de Ministros. Está como secretario técnico. Tenemos un equipo del sector privado de primera línea trabajando por primera vez de la mano con el sector público, sin rivalidades y sin problemas (…). En un momento en el que hay una escasez mundial de vacunas, en el que los laboratorios están negociando solo con los Estados, en el que vemos que empieza a haber un mercado negro y de falsificación de vacunas, para garantizar la integridad del proceso lo que se ha acordado, prácticamente a nivel mundial, es que solo los Estados negocian con los proveedores. Cuando ya la vacuna se vuelva como la vacuna contra la influenza, en que puedan entrar todos, se abrirá, por supuesto.

¿Podrían las vacunas colocarse en las farmacias, en las parroquias? ¿Esta posibilidad de cooperación se podría concretar?

Eventualmente, pero lo veo difícil en esta primera etapa. ¿Por qué? En primer lugar, la vacuna es gratis, es para todos. Las vacunas las está comprando el Estado y el Estado tiene el deber y la obligación de garantizar el uso correcto de los recursos del Estado, pero eso no significa que el sector privado no puede participar. Nos pueden ayudar a hacer más eficiente el sistema. ¿De qué manera? Una sugerencia que se ha discutido con el ministro de Salud: si nos van a faltar vacunadores, por favor, vengan las personas de las farmacias a los lugares de vacunación, que contribuyan bajo la supervisión y la conducción de alguien del sector público para hacer que se procure mucho más rápido. ¿Qué sucedería si distribuimos lotes chiquitos de vacunas a cada farmacia? ¿Cómo controlamos que, una vez que se termina el proceso de vacunación, ese frasquito no se guarda, se rellena, se vuelve a utilizar y empieza a entrar clandestinamente con productos adulterados?

Eso que presume en las farmacias, por ejemplo, que es una hipótesis negada, podría estar también en los hospitales públicos.

Tenemos a la Contraloría, a las instituciones públicas y a los equipos de las Fuerzas Armadas y la Policía mirando en cada puesto de vacunación; esa es la diferencia, por lo menos en esta etapa.

, que son unos aparatos que fabrican tres ingenieros peruanos en la Universidad Católica, ayudados por la Fundación Wiese, y que pueden ayudar con el flujo del oxígeno y evitar que mucha gente tenga que entrar a UCI. Hubo nueve meses de donaciones y de pronto dicen: “No, ahora necesitamos que tengan una serie de sellos, códigos, permisos y licencias”. ¿Por qué? ¿Porque tienen que justificar su empleo, su salario?

La Digemid ha mostrado una serie de limitaciones. No quisiera adelantarme a plantear ninguna opción directa pero sí se va a reestructurar. Pero hay un problema un poco más serio, no solo sobre el Ministerio de Salud, sino otros ministerios. Tenemos un sector público que está muy debilitado por una variedad de razones. Tiene gente a veces no calificada, a veces no está muy bien pagada, a veces hay miedo de tomar decisiones, en muchos casos hay acusaciones de todo tipo entre unos y otros funcionarios, y lo que uno encuentra es un sector público bastante disminuido. Ojalá pudiera hacer algo en los cinco meses que me quedan.

Otro tema que la pandemia nos pone en la mesa es el de la Internet. Los problemas por la capacidad, velocidad son enormes. La única solución es dar el salto de una vez al 5G.

A mí lo que me interesa ahora es aumentar lo más rápido posible, con lo que tenemos, la velocidad de Internet y el acceso a Internet. Tenemos la famosa red dorsal de miles de kilómetros que en este momento solo se está utilizando al 5% de su capacidad y eso tiene que ver con un contrato que fue equivocado en su época (…). Estamos en el proceso de resolver el contrato, reasignar la red dorsal, ponerla al servicio público (…). Me interesa resolver el problema de los chicos que van a ir a la escuela, lo más rápido posible entregar las tablets, ver cómo mejoramos la calidad de Internet a la velocidad que podamos; el 5G lo tendrá que hacer el próximo gobierno.

También nos interesa el problema de los restauranteros, de toda esa generación de jóvenes peruanos que le han dado tanto prestigio al Perú y que están arruinados. ¿Cuándo podemos pensar en ellos?

Eso dependerá del comportamiento de la pandemia. Estamos siguiendo día a día, no solo lo que sucede con nosotros, con los indicadores que ya he explicado en varias oportunidades, sino también la experiencia de otros países (…). Hay los programas de ayuda que se han dado a través del FAE y otras posibilidades. Estamos haciendo lo que podemos con los recursos.


¿Y cuándo estima que podrán atender los domingos?

Va a depender de los indicadores. Yo no hablo en el aire, a mí me gusta ver los datos duros. Estamos siguiendo día a día, hemos tenido el patrón de muertes, el patrón de contagios, de nuevos casos, por ejemplo, con un ligero descenso. No lo sé. En el momento en que veamos que esto es una tendencia sostenida hacia abajo, ahí se irá abriendo progresivamente, pero tenemos la responsabilidad de hacer lo que usted me acaba de decir, evitar más camas UCI, evitar más contagiados. Es una situación extremadamente difícil y estamos haciendo lo que humanamente es posible hacer, mirando no solamente nuestra situación, sino los ejemplos de otros países.

¿Qué siente cuando lo critican con mucha dureza desde uno y otro lado? ¿Qué sensación le causan esas críticas?

Mire, al principio me molestó un poco, pero luego me di cuenta de que es parte del territorio. Yo sé quién soy, sé lo que estoy haciendo, sé hasta dónde llego y sé que estoy haciendo lo mejor que puedo. Quizás otro lo hubiera podido hacer mejor, de repente, pero hago lo mejor que puedo en cada momento, consigo los mejores colaboradores que puedo, escucho los mejores consejos. Cuando uno da hasta lo más que puede y un poquito más, tiene que estar tranquilo de cualquier crítica porque sabe que hasta ahí puede llegar, y lo he hecho. Me critican por un lado de incompetente. Dos cosas de las que no pueden decir absolutamente nada: ni un atisbo de corrupción, ni un atisbo de esconder las cosas, ni un atisbo de mentir, ni un atisbo de falsedades. Podré equivocarme a veces porque no encuentro el término exacto, pero jamás van a encontrarme en una situación en que adrede digo una cosa distinta a lo que es. Entonces, eso me da tranquilidad.

AUTOFICHA:

- Francisco Sagasti Hochhausler es ingeniero industrial, investigador, escritor y congresista y asumió la Presidencia de la República el 17 de noviembre de 2020 en medio de una grave crisis política.

- “Nunca he sido funcionario público y menos en un cargo de tan alta responsabilidad. No me imaginé que había tantos problemas, tan diversos, que hacen extremadamente difícil la labor de gobernar un país tan rico como el Perú y al mismo tiempo con debilidades en sus instituciones tanto públicas como privadas”, acotó.

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