Si algo ha quedado claro en estos días, es que el nuevo gobierno de Pedro Castillo quiere a la prensa... pero bien lejitos. Ahora ya no solo se impide el ingreso a los actos protocolares, sino que, en lugar de declarar a los medios, se eligen las redes sociales. Lo hizo el jefe de Estado, también el primer ministro Guido Bellido, y ayer se estrenó la vicepresidenta Dina Boluarte. ¿Así será también con el resto de ministros?
Por lo pronto, Bellido insistió ayer en hacer sus pronunciamientos por esa vía y, aprovechando que no hay opción a réplicas periodísticas, se presentó como una persona inmaculada. ¿Y las dos investigaciones sobre terrorismo que tiene? ¿Y sus declaraciones homofóbicas? “No tengo ningún delito, pero me quieren descuartizar como lo hicieron con Túpac Amaru”, escribió. Se disfraza de cordero.
Y hablando de los medios, el exministro del Interior Carlos Basombrío alertó a la ciudadanía sobre el anuncio del presidente Pedro Castillo de direccionar la publicidad estatal a los medios de comunicación regionales en desmedro de los capitalinos. “Como si Castillo fuera un monarca, va a financiar a las radios amigas a manera de soborno para poder tener apoyo político; hay que tener mucho cuidado porque esta gente ya sacó la garra y, si la han escondido un poquito, ahí están las uñas”, advirtió. A buen entendedor...
Los diarios españoles no dejan de alzar su voz de protesta por las ofensas del jefe de Estado peruano contra la monarquía española en presencia del mismísimo rey de España Felipe VI durante la ceremonia de asunción al mando. Primero fue El País y ahora El Mundo, que indica que el acto de posesión “se convirtió en un ajuste de cuentas plagado de falsedades históricas y de insultos”. ¿Y ahora cómo recompone Castillo esta relación?