Existen muchas críticas que apuntan a que no existió un debido proceso en el indulto a Alberto Fujimori. Lo cierto es que, para otorgar la gracia presidencial, no hay debido proceso. Este beneficio no está sometido a trámites administrativos.
Es cierto que debe haber informes médicos que sustenten un pedido de indulto humanitario, y también una Comisión de Gracias Presidenciales que funciona como una suerte de consejero del presidente. Sin embargo, es el jefe de Estado el que toma la decisión final. Se asume que debe haber un criterio de razonabilidad, un ejercicio de conciencia que debe tomar en cuenta ciertos factores.
Esto puede haber pasado en el caso de PPK, pero la verdad es que, a estas alturas, ya no se le cree a Kuczynski cuando miente o dice la verdad. Esto es un drama. Queda claro que el indulto ha sido inoportuno.
El presidente está en un duro aprieto, tiene que recuperar la credibilidad que ha perdido y eso significa reconocer sus errores, porque por las explicaciones que ha dado nos deja en claro que no distingue entre el interés público y el privado.