Elecciones 2020: El increíble Bryan Russell (Miguel Bellido/GEC)
Elecciones 2020: El increíble Bryan Russell (Miguel Bellido/GEC)

Bryan Russell nos recibe en su casa con una gran sonrisa. Son las nueve de la mañana y su cabello alborotado parece dar señales de que se ha levantado hace poco. Él mismo despeja la confusión con un pícaro “aún tengo sueño”, mientras se rasca uno de sus ojos. Un segundo después aclara que es porque estos días han sido agitados, tanto que anoche apenas pudo dormir.

El joven de 27 años se mira al espejo para acomodarse la impecable camisa que lleva puesta. También cuadra el pequeño cartel con el número 34 que cuelga de su cuello. Su madre Gladys Mujica le dice que todo está perfecto, que está hermoso y luego sube a su cuarto para avanzar con más asuntos de la campaña. Es allí cuando Bryan nos dice que podemos empezar con la entrevista. No ha dejado de sonreír.

La rutina de Bryan ha cambiado desde que inició su campaña, hace dos meses. Aunque en realidad ha venido haciéndolo desde siempre. A los 16 terminó el colegio y dos años después ingresó a la universidad para estudiar Turismo. Tras varios meses optó por trasladarse a Comunicaciones. Con 23 se graduó y a los 24 se convirtió en asesor de una fundación que lo llevó a recorrer Colombia por dos años. A su vuelta a Perú, postuló como regidor por Miraflores y ahora es el primer candidato con síndrome de Down en todo el mundo que planea llegar al Congreso.

Bryan siempre ha estado un paso adelante. Fue el primer peruano en su condición en graduarse en una universidad y de trabajar en el exterior. Dice que también fue un chancón en el colegio. En Perú Nación, el partido que lo alberga, también aseguran que es el más comprometido.

Aunque si bien ha sido el primero, no quiere ser el único.

- Me gusta la labor social y siento que he nacido para debatir, conversar con los demás –dice emocionado, seguro, con una gestualidad que solo la adquiere un experimentado en las artes de la oratoria.

Bryan siente la necesidad de aclarar que su postulación fue una decisión propia. Quizás es por la costumbre de responder a ideas preconcebidas. Las personas con síndrome de Down tienen que sortear prejuicios. Que es una enfermedad, que son niños grandes, que no se desarrollan de forma común, que tienen que estar supervisados, que no pueden tomar sus propias decisiones.

Me gusta la labor social y siento que he nacido para debatir, dice Bryan (Miguel Bellido/GEC)
Me gusta la labor social y siento que he nacido para debatir, dice Bryan (Miguel Bellido/GEC)

UN CROMOSOMA EXTRA

La ONU explica que el síndrome de Down es un trastorno genético causado por la existencia de material genético extra en el cromosoma 21 que se traduce en discapacidad intelectual. Hay que tener claro que no es una enfermedad y hasta ahora los médicos no coinciden en por qué ocurre. Uno de cada mil personas en todo el mundo lo posee y sus características físicas no son necesariamente discapacidades.

Bryan es uno de los 30 mil peruanos con dicho síndrome que el gobierno estima que hay en la actualidad. Él vive con sus padres en una casa dentro de una quinta en Miraflores y saluda a sus vecinos siempre con un abrazo. Se enamoró de los libros de Harry Potter cuando su hermano le regaló el primer tomo y muchas veces ha imaginado vivir en Hogwarts. Le gusta el rock. Una chica le rompió el corazón hace unos años y en su cuarto aún guarda una radio que prende para bailar. Prefiere usar polos, pero no se hace problema con las camisas. Habla inglés y quiere un día visitar a su hermana en Japón. Tiene un perro de nombre Amor. Gladys dice que fue él quien le puso el nombre.

Ahora sonríe, pero no fue siempre así. Recuerda que a los 11 años cayó en la cuenta de que tenía síndrome de Down debido a que una compañera se lo “reveló”. Encolerizado, fue a preguntarles a sus papás si esto era cierto. Fue su punto de quiebre. Era la primera vez que escuchaba el nombre de algo que siempre sintió. Entendió también por qué la gente lo miraba tanto en las calles.

– ¿Cómo es una persona con síndrome de Down?

– Es algo físico. Somos materia y vivimos en un mundo material, el síndrome es una característica física, nada más.

Fue en su juventud que decidió ser feliz. Reconoce que la ayuda psicológica fue fundamental para desaparecer esa soledad que lo cobijaba.

-Los enfermos no somos nosotros, es la gente que nos discrimina. Ellos son los que están enfermos del alma.

La primera entrevista de Bryan fue a los 19. Ahora ya no recuerda cuántas ha dado, pero su historia ha recorrido no solo redacciones peruanas. Medios como el New York Post le han dedicado reportajes y hasta bromeó con Kate del Castillo y Ricardo Montaner en el programa de Don Francisco.

-La próxima semana llegará un canal de Canadá para grabar un documental sobre él- cuenta orgullosa su mamá.

Las propuestas de Bryan están centradas en las personas con discapacidad. Reconoce que, de haber nacido en otra realidad, quizás su éxito nunca habría llegado. Eso lo encoleriza, porque si hay una sola cosa que le cuesta entender, es justamente eso: la desigualdad. No comprende el letargo de los políticos. Está convencido de que la educación es el único camino para brindar oportunidades.

Bryan va con el número 34 de Perú Nación. El camino le pinta difícil, como todo lo que se le ha presentado en la vida. Si aún no tiene alguien por quién votar, aquí tiene una opción. Por lo menos tendrá la seguridad de que si se lo encuentra por la calle, recibirá un abrazo completamente sincero.