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¿Desafección, desconocimiento, protesta?: La victoria del blanco/nulo [ANÁLISIS]
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Con el conteo final casi concluido y a la espera de una pronta entrega de credenciales, la fiesta democrática parece haber llegado a su fin.
Se ha hablado de ganadores, algunos más aparentes que reales, y de invitados sorpresa a la fiesta electoral. De hecho, durante la semana que concluye el presidente Vizcarra ha recibido a esperadas e inesperadas bancadas en Palacio de Gobierno. Como es conocido, siete acudieron al llamado.
Uno de los frentes poco explorados es el ánimo de los que, habiendo votado, se han negado a expresarse: aquellos que anulan su voto o votan en blanco. Y el universo no es pequeño.
El olvido se entiende porque la contabilidad que determina la composición del Parlamento se rige por los votos válidos, impactado por la gran dispersión que origina el hecho de tener más de veinte agrupaciones políticas en competencia. Los blancos y nulos pueden significar desafección, protesta o desconocimiento, pero con seguridad significan el silencio en la contabilidad final.
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No sabe, no opina, pero vota (obligatoriamente)
Aunque la cifra global de votos nulos parece menor (algo menos del 14%, a nivel nacional), el desagregado por regiones permite ver realidades que deberían causar la alerta, sobre todo en tiempos en que la reforma política podría volver a ser un tema de la agenda presidencial y parlamentaria.
En varias regiones, la cifra de votos nulos y blancos superan muy de lejos a la opción ganadora. Un bastión del voto nulo es el norte, una región con dos distritos electorales muy poblados: La Libertad y Piura.
En Tumbes, por ejemplo, los que anularon su voto o votaron en blanco (30.1%) casi triplican a los de la opción ganadora Alianza para el Progreso (APP, 10.7%), una de las dos agrupaciones políticas percibidas como “victoriosas” en la contienda del domingo 26 de enero.
En otra región del norte, la poblada Piura, los nulos y blancos (25.8%) más que duplican a Fuerza Popular (11.8%). Esta es la única región donde la agrupación fujimorista logró una victoria.
La Libertad, otro bastión fujimorista de 2016 y victoria de APP en 2020, repite un número abultado para nulos y blancos (23.6%), mientras que el partido que lidera César Acuña logra algo más de la mitad de esa cifra (12.5%).
La victoria de APP en Lambayeque tampoco es tan auspiciosa si se ve en términos meramente numéricos: 9.3% versus el 21% que alcanzan los blancos y nulos.
Victorias ajustadas
La situación es más matizada en el resto del país. Las únicas dos victorias de un partido político sobre los blancos/nulos se da en regiones del sur, Ayacucho y Arequipa. En ambos casos, las victorias corresponden a Unión por el Perú (UPP), que realizó una intensa campaña reivindicando a Antauro Humala, hoy purgando condena por el Andahuaylazo.
Como se sabe, el ánimo que le ha impreso Humala a su apuesta política se caracteriza por un cuestionamiento severo a la formalidad que representan los partidos que, con matices que van de Fuerza Popular al Frente Amplio, podrían considerarse parte del establishment.
En Ayacucho y Arequipa los triunfos de UPP son victorias muy ajustadas. En Ayacucho, apenas unas décimas: UPP, 19.5%; blanco/nulo, 19.3%.
CIFRAS
- 30.1% es la cifra más alta de votación blanco/nulo (en Tumbes). Casi triplica a APP, la opción ganadora que obtuvo el 10.7%.
- 13.3% alcanzó Podemos en Lima (más residentes en el extranjero), cinco décimas menos que el voto blanco/nulo.
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