“Se ha salvado la situación”. Esa es la expresión unánime con la que se regocijan en el gobierno, según las fuentes consultadas por Perú21. El presidente Francisco Sagasti y sus ministros respiran aliviados al concretar la compra de vacunas al laboratorio chino Sinopharm. La presión que recaía sobre sus hombros era muy pesada. El acuerdo por los 38 millones de dosis se cerró el último lunes.
Sinopharm, sin embargo, no fue la primera opción, aunque las conversaciones siempre se mantuvieron. Las gestiones de la Cancillería, que encabezó las negociaciones, apuntaron desde un principio a adquirir las vacunas de Pfizer. Incluso la firma del contrato estaba prevista para el lunes 7 de diciembre de 2020.
Pero ante las condiciones del laboratorio estadounidense –que puso cláusulas consideradas “inaceptables” por el Ejecutivo–, el diálogo se entrampó y se frustró la suscripción del acuerdo.
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Las dos últimas semanas de diciembre fueron claves. Incluso, trascendió que el mismo 24 de diciembre un equipo de 10 personas de Torre Tagle estuvo trabajando para encaminar el convenio.
El diálogo se retomó seriamente con la empresa china por ser la única que garantizó la entrega inmediata de un lote de vacunas. AstraZeneca, el otro laboratorio con el que el Perú cerró un acuerdo, enviará un lote de 14 millones de dosis recién en setiembre de este año.
Con Sinopharm ya había acercamientos porque desarrollaron la tercera fase de pruebas de su vacuna en el Perú. En noviembre del año pasado, el entonces canciller Mario López dijo a este diario que China “asegura condiciones preferenciales para adquirir su vacuna”. Ahora toca saber el día en que llegará la primera entrega.