No sabemos si cuenta con el mismo entrenador o entrenadora, pero lo que sí sabemos es que el sargento Tobías Donato Huaringa Rosales, brazo derecho del , siguió la misma pauta para no responder ninguna pregunta en la comisión .

No quiso hacerlo. Ni siquiera en la puerta de su casa, lugar al que Perú21 acudió muy temprano solo para verlo salir apresuradamente, luciendo un impecable terno oscuro y haciendo oídos sordos a las interrogantes que se le hacía.

Su actitud fue un calco exacto de la postura del ex presidente , quien ante el mismo grupo investigador se negó, en febrero pasado, a responder por los hechos que se le imputan: ser el ‘Capitán Carlos’, personaje que habría ordenado las ejecuciones extrajudiciales de 1992 en la región Huánuco.

A su llegada al Congreso, junto a su abogado Carlos Felipe Morón García, Huaringa tampoco habló. Fue una constante en él. “Parecía haber estudiado un libreto”, indicó Milagros Salazar (FP), miembro de la comisión.

La presencia de la prensa parecía incomodarlo y por ello atinó a taparse el rostro con un folder ante el lente de nuestro fotógrafo, mientras su defensor –prepotentemente– colocaba su mano en la cámara de nuestro reportero gráfico y lo calificaba de “ignorante”.

No aclaró nada

“Ha perdido la oportunidad de deslindar algunas acusaciones”, indicó (FP), presidente de dicho grupo.

Razón no le faltó, pues de acuerdo a las investigaciones, Huaringa ha sido reconocido, por siete soldados de aquella época, como el ejecutor de las órdenes del ‘Capitán Carlos’, tal como reveló ayer este diario.

Durante la sesión –que fue reservada–, el suboficial se excusó en que el tema “es una cosa juzgada”. “Fueron más de quince preguntas y la misma respuesta”, contó una fuente de la comisión.

Huaringa no respondió interrogantes como estas: si, efectivamente, era el encargado de torturar a las víctimas con corriente eléctrica en los genitales. O si estuvo involucrado en las ejecuciones extrajudiciales o si el ex mandatario (entonces jefe de esa base militar) era quien ordenaba las ejecuciones. Todo ello en menos de una hora y siempre con su folder en mano, como si ahí estuvieran las respuestas que no quiso brindar ante la incomodidad de los miembros del grupo de trabajo.

Terminada su participación en la comisión Madre Mía, Huaringa volvió a encontrarse con la prensa y nuevamente prefirió guardar silencio y cubrirse el rostro. Se le consultó a Morón García detalles sobre la defensa de su protegido. “Todo es reservado, amigo, todo es reservado. Hasta mi nombre”, culminó.