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García escribió esta carta antes de matarse: “Dejo mi cadáver como muestra de desprecio a mis adversarios"
La carta escrita por el ex presidente fue leída por una de sus hijas durante el homenaje de despedida en la Casa del Pueblo, de la avenida Alfonso Ugarte, donde es velado.
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Alan García: “Dejo mi cadáver como una muestra de desprecio a mis adversarios"
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La carta fue leída durante el homenaje de despedida del ex presidente (Foto: Anthony Niño De Guzmán / GEC)
Fecha Actualización
Durante el homenaje de despedida al expresidente Alan García, en el Aula Magna de la Casa del Pueblo, una de las hijas del líder aprista leyó una carta escrita por su padre.
“Cumplí con la misión de conducir el aprismo al poder en dos ocasiones e impulsamos su fuerza social. Creo que esa fue la misión de mi existencia teniendo raíces en la sangre de ese movimiento. Por eso, y por los contratiempos del poder, nuestros adversarios optaron por la estrategia de criminalizarme por más de 30 años, pero jamás encontraron nada y los derroté nuevamente porque nunca encontrarán más que sus frustraciones y especulaciones”, señala la misiva.
“En este tiempo de rumores y odios repetidos que las mayorías creen verdad, he visto cómo se utilizan los procedimientos para humillar y no para encontrar verdades. Por muchos años me situé por sobre los insultos, me defendí y el homenaje de mis enemigos era que Alan García era suficientemente inteligente como para que ellos no pudieran probar sus calumnias”, añade.
“No hubo ni habrá cuentas, ni sobornos, ni riquezas. La historia tiene más valor que cualquier riqueza material. Nunca podría haber precio suficiente para quebrar mi orgullo de aprista y de peruano. Por eso repetí: 'otros se venden, yo no'. Cumplido mi deber en la política y en las obras hechas en favor del pueblo, alcanzadas las metas que otros gobiernos y países no han logrado, no tengo porque aceptar vejámenes. He visto a otros desfilar esposados, guardándose su miserable existencia, pero Alan García no tiene por qué sufrir esas injusticias y circos”, continúa la carta.
“Por eso les dejo a mis hijos la dignidad de mis decisiones y a mis compañeros una señal de orgullo y mi cadáver como una muestra de mi desprecio hacia mis adversarios porque ya cumplí la misión que me impuse. Que Dios, ante quien voy con dignidad, proteja a los de buen corazón y a los más humildes”, finaliza.
La carta fue leída por Luciana García Nores durante el último día de velorio llevado a cabo en el Aula Magna de la 'Casa del Pueblo'.
La jornada de este viernes inició con un responso en honor a García Pérez a cargo del representante eclesiástico de Manchay. Acto seguido hicieron uso de la palabra el congresista Elías Rodríguez, quien destacó que García Pérez fue como un padre para todos los militantes del partido.
Asimismo, el congresista Jorge del Castillo dijo que Alan García fue el mejor presidente de la historia republicana del Perú y destacó las obras sociales emprendidas y culminadas durante esa gestión.
El secretario personal del ex presidente, Ricardo Pinedo, mencionó, a su turno, que recordará al líder aprista como el hombre afable que fue, preocupado por concretar obras a a favor del pueblo peruano y por su bienestar.
A las 11.00 horas está previsto que el cortejo fúnebre se desplace a pie por la avenida Alfonso Ugarte hasta la Plaza Dos de Mayo.
De ahí serán trasladados hasta el cementerio Mapfre de Huachipa, donde serán cremados a las 14:00 horas, en privado.
LA CARTA COMPLETA
“Cumplí la misión de conducir el aprismo al poder en dos ocasiones e impulsamos otra vez su fuerza social. Creo que esa fue la misión de mi existencia, teniendo raíces en la sangre de ese movimiento.
Por eso y por los contratiempos del poder, nuestros adversarios optaron por la estrategia de criminalizarme durante más de treinta años. Pero jamás encontraron nada y los derroté nuevamente, porque nunca encontrarán más que sus especulaciones y frustraciones.
En estos tiempos de rumores y odios repetidos que las mayorías creen verdad, he visto cómo se utilizan los procedimientos para humillar, vejar y no para encontrar verdades.
Por muchos años me situé por sobre los insultos, me defendí y el homenaje mis enemigos era argumentar que Alan García era suficientemente inteligente como para que ellos no pudieran probar sus calumnias.
No hubo ni habrá cuentas, ni sobornos, ni riqueza. La historia tiene más valor que cualquier riqueza material. Nunca podrá haber precio suficiente para quebrar mi orgullo de aprista y de peruano. Por eso repetí: otros se venden, yo no.
Cumplido mi deber en mi política y en las obras hechas en favor de pueblo, alcanzadas las metas que otros países o gobiernos no han logrado, no tengo por qué aceptar vejámenes. He visto a otros desfilar esposados guardando su miserable existencia, pero Alan García no tiene por qué sufrir esas injusticias y circos.
Por eso, le dejo a mis hijos la dignidad de mis decisiones; a mis compañeros, una señal de orgullo. Y mi cadáver como una muestra de mi desprecio hacia mis adversarios porque ya cumplí la misión que me impuse.
Que Dios, al que voy con dignidad, proteja a los de buen corazón y a los más humildes”.
Por eso y por los contratiempos del poder, nuestros adversarios optaron por la estrategia de criminalizarme durante más de treinta años. Pero jamás encontraron nada y los derroté nuevamente, porque nunca encontrarán más que sus especulaciones y frustraciones.
En estos tiempos de rumores y odios repetidos que las mayorías creen verdad, he visto cómo se utilizan los procedimientos para humillar, vejar y no para encontrar verdades.
Por muchos años me situé por sobre los insultos, me defendí y el homenaje mis enemigos era argumentar que Alan García era suficientemente inteligente como para que ellos no pudieran probar sus calumnias.
No hubo ni habrá cuentas, ni sobornos, ni riqueza. La historia tiene más valor que cualquier riqueza material. Nunca podrá haber precio suficiente para quebrar mi orgullo de aprista y de peruano. Por eso repetí: otros se venden, yo no.
Cumplido mi deber en mi política y en las obras hechas en favor de pueblo, alcanzadas las metas que otros países o gobiernos no han logrado, no tengo por qué aceptar vejámenes. He visto a otros desfilar esposados guardando su miserable existencia, pero Alan García no tiene por qué sufrir esas injusticias y circos.
Por eso, le dejo a mis hijos la dignidad de mis decisiones; a mis compañeros, una señal de orgullo. Y mi cadáver como una muestra de mi desprecio hacia mis adversarios porque ya cumplí la misión que me impuse.
Que Dios, al que voy con dignidad, proteja a los de buen corazón y a los más humildes”.
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