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La historia que pocos conocen sobre la lejía, en el Perú y en el mundo

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Fecha Actualización
Ya se ha repetido hasta el cansancio que la mejor manera de combatir el coronavirus es la higiene. Lavarse bien las manos con agua y jabón es de las recomendaciones que más se ha repetido. Mantener desinfectadas las mayor cantidad de superficies es casi una obligación para evitar que el virus se quede en un lugar. Es por eso que la lejía es una de nuestras mejores aliadas para esta misión.
Puede ser increíble que en pleno siglo XXI, que un líquido creado en 1785 para decolorar tejidos, pueda ser hoy nuestra mejor arma para mantener limpia nuestras casas, hospitales, trabajos, colegios, etc., y ayudarnos a paliar esta situación.
Limpiando con lejía se redujo la mortalidad por infecciones en un 54% entre 1801 y 1851, año tras el cual ya muchas instituciones y hospitales franceses, suizos, alemanes e italianos la usaban, pero con el nombre de l’eau de javel.
El uso como desinfectante se generalizó a finales del siglo XIX, cuando Luis Pasteur descubrió que las infecciones y la transmisión de enfermedades se deben a la existencia de microorganismos y, demostró que el agua de javel era el antiséptico más eficaz .
EFICAZ SIEMPRE
Su principal componente, el cloro, ha servido y sirve hasta hoy como fórmula para la desinfección de casi todo. Desde el agua en las piscinas, como de las verduras que podemos comer en casa. Además, está comprobado hace muchos años que la lejía, en pequeñas dosis, llega a potabilizar el agua, algo que sitios donde el agua potable es complicada de conseguir, resulta más que vital.
Además, ha demostrado ser eficaz contra los microorganismos culpables de diversas enfermedades, por lo que su importancia en esta coyuntura cobra una notable relevancia. En cientos de países en el mundo donde se encuentra el coronavirus, se recomienda la desinfección limpieza de lugares con agua y cloro.
Un ejemplo de cómo nos ayuda la lejía en combatir el coronavirus, la dio el médico español Jesús Candel. “En una proporción de 50 mililitros en 500 de agua sirve también para matar al coronavirus en todas las superficies, incluido en los inodoros”, subrayó, recordando que el virus se transmite también a través de la orina y las heces.
El profesional explicó también que si utilizamos un baño público en el que una persona contagiada ha estado antes, podemos “aspirar las microgotas” que suban al jalar la cadena e infectarnos, de ahí la importancia de limpiar todas las superficies con lejía.
LA LEJÍA LIGURIA
En nuestro país, la lejía Liguria es un clásico. La primera fábrica de lejía en el Perú se ubicó en la avenida Balta, en Barranco. Fue una creación de don Santiago Solari.
La fábrica cambia de razón social convirtiéndose en Lejía Liguria S.A. en 1943. Para 1958, Liguria es la primera fábrica en vender cojines con este líquido y en 1965 ya se ofrece en frasco.
Hoy, el mercado ofrece muchas marcas como Clorox, Sapolio, entre otras.
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DATOS:
El éxito como antiséptico fue tal que en la Primera Guerra Mundial fue el más usado, e incluso tras una producción en masa hubo escasez. La OMS recomienda su uso en todo el planeta , y no solo en aquellos lugares donde el agua potable es de difícil acceso o inexistente.A final del siglo XIX, en el año 1889, sale a la venta la primera botella de lejía en España, de la marca Conejo. Unos años después, en 1897, la lejía comienza a usarse también para desinfectar el agua. Para encontrar la lejía destinada únicamente a la ropa habría que esperar a 1972, con la aparición de Neutrex. En 1984, por su parte, aparece la primera lejía que incorpora detergente, uno de los productos más utilizados en la actualidad.