La escasez de agua es quizás el impacto más peligroso que el cambio climático está generando en la humanidad. Sobre todo, si tomamos en cuenta que, aunque el 70% de la superficie de la Tierra está cubierta de agua, solo un pequeño porcentaje -alrededor del 0,01%, según la ONU- es apta para el consumo humano.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha informado que en los últimos veinte años el almacenamiento de agua terrestre, incluyendo la humedad del suelo, la nieve y el hielo, ha disminuido a un ritmo de 1 cm por año en detrimento de la seguridad hídrica.
Diagnóstico climático
Los efectos del cambio climático golpean con fuerza al planeta, la salud de los seres humanos y algunas actividades productivas. El calentamiento global, principal síntoma del cambio climático, es responsable de anomalías ambientales que han puesto en alerta al mundo. Entre ellas, las sequías que asolan diversas partes del mundo. Esta, además, trae consigo el abandono de la actividad agrícola, problemas en la producción de ciertos alimentos y el aumento de los incendios forestales.
La alteración del ciclo del agua es otra consecuencia para considerar. Desde patrones de precipitación impredecibles, con tormentas y lluvias extremas, hasta la disminución de nieve y glaciares. El deshielo en los polos podría ocasionar la extinción de la fauna endémica, el aumento del nivel del mar e inundaciones que pongan en riesgo a miles de pobladores.
El incremento de la temperatura del agua no es un tema menor. Solo en el caso del agua dulce, vital para los seres humanos, el calentamiento está provocando cambios estacionales cada vez más frecuentes, alteraciones en su ecosistema y contaminación del recurso.
A esta realidad se suma el alto porcentaje de personas que no tienen acceso al agua. Datos de la ONU nos dicen que un 36% de la población mundial, es decir más de 2 mil millones de personas, viven en regiones con escasez de agua. De ellos, el 52% experimentará una severa escasez hacia el 2050. Estas cifras van en aumento a medida que el cambio climático se agudiza y la población crece. Mientras tanto se prevé que en el 2030 el uso del agua aumentará en un 40%.
Medidas urgentes
El año pasado el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, IPCC por sus siglas en inglés, advirtió que actualmente el rumbo del mundo ha duplicado el límite acordado de 1,5 °C del calentamiento global para este siglo. Si no se toman medidas inmediatas y concertadas para eliminar el uso industrial de combustibles fósiles las consecuencias serán catastróficas.
Así las cosas, ¿qué hacer para mitigar los nocivos efectos del cambio climático? La ONU ha dado recomendaciones que van desde el cuidado de ecosistemas acuáticos saludables como humedales, manglares y praderas submarinas para gestionar mejor el agua y reducir las emisiones de gases invernadero; hasta la implementación de una agricultura climáticamente inteligente que recurra al riego por goteo y otros medios para usar el agua de manera más eficiente y reducir la demanda de suministros de agua dulce.
El mal uso del agua es otro gran problema por solucionar. Se estima que el mundo desperdicia 45 millones de metros cúbicos diariamente en las redes de distribución. Esa cantidad podría abastecer a cerca de 200 millones de personas.
Situación del Perú
Al respecto, hace unos meses durante un evento organizado por la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE), el titular del ministerio del Ambiente Juan Carlos Castro señaló que “si no hacemos nada, el cambio climático le costaría al Perú una reducción del PBI de entre 11% y 20% al 2050”.
Por su parte, la Superintendencia de Servicios de Saneamiento (Sunass) ha reportado que el 10 % de la población no está conectada a la red pública de agua potable, es decir más de tres millones de personas carecen del recurso. El ranking de estrés hídrico -mayor demanda de agua que la disponible- de las Naciones Unidas, que mide la probabilidad de enfrentar escasez de agua dulce para el 2040, sitúa al Perú en el puesto 66 entre164 naciones.
Cerro Prieto: Gestión Sostenible del Agua
Los acelerados cambios en el ambiente y las condiciones climáticas han tenido un impacto directo en nuestra industria y en las comunidades. El agua es un recurso vital y un desafío significativo para la agricultura, por ello, en Cerro Prieto, somos conscientes del impacto y de la importancia de nuestro rol en su adecuada gestión.
La interacción con este recurso puede impactar en la disponibilidad de agua para agricultores y comunidades vecinas, alterar cuerpos de agua superficiales y subterráneos, o afectar la calidad del agua. Además, de los riesgos para el negocio asociados a los cambios en los patrones de precipitación y en la disponibilidad de agua que influyen en la producción agrícola, limitan la capacidad de riego y aumentan los costos operativos. Ante este delicado equilibrio, es necesario implementar prácticas sostenibles que permitan optimizar el uso de este recurso en la agricultura.
En Cerro Prieto desde el inicio de nuestras operaciones, nos hemos comprometido con una agricultura sostenible, actuando en dimensiones de eficiencia económica, equidad social y conservación ambiental. Por esta razón, nuestra gestión del agua está enfocada en la reducción de nuestra huella hídrica en toda nuestra cadena de valor y en robustecer nuestra resiliencia a las condiciones cambiantes del entorno.
En nuestros cultivos, la tecnología como la irrigación de precisión con sistema de riego por goteo, combinado con sensores que detectan el nivel de humedad, mapas del suelo, imágenes multiespectrales del desarrollo de la planta y datos meteorológicos precisos, permiten optimizar de una manera significativa el uso del recurso hídrico.
Contamos con certificaciones voluntarias con enfoque hacia un desempeño ambiental sostenible que cumplen estándares internacionales. Además, de implementar proyectos enfocados en la reducción de nuestra huella hídrica y en la creación de valor compartido en el marco del Certificado Azul de la ANA.
Durante nuestras actividades de cultivo, selección y empacado de arándanos, espárragos y palta, se generan diversos tipos de efluentes, incluyendo los domésticos e industriales. Es primordial recuperar estos volúmenes a través del reciclaje y tratamiento, por lo que construimos una Planta de Tratamiento de Aguas Residuales Domésticas (PTARD) y una Planta de tratamiento de aguas residuales industriales (PTARI), que tratan los efluentes para su reutilización en el riego de zonas paisajísticas, y contribuyen en las metas de reducción de nuestra huella hídrica.
Procuramos la articulación con las organizaciones de usuarios, agricultores y en nuestras comunidades a través de mesas de trabajo y alianzas que permitan desarrollar estrategias de mejora de la gobernanza del agua en la cuenca. Además para mitigar los riesgos en nuestras áreas de influencia directa, promovemos acciones sostenibles con los agricultores de la zona, como capacitaciones para agricultores en Gestión del Recurso Hídrico “Programa Misti Yacu”, Programa de “secas intermitentes” para cultivos de arroz de productores zonales, programa de “Obras hidráulicas” desarrolladas para mejorar la distribución y manejo de los comités de riego de nuestra cuenca y “Talleres escolares” de capacitación enfocados en el cuidado y la importancia del agua con instituciones educativas.
Estos componentes nos permiten asegurar que nuestras operaciones no solo sean eficientes; sino también, social y ambientalmente responsables, contribuyendo de manera significativa al cumplimiento de nuestros compromisos con la gestión sostenible del agua.
