¿Y qué hay de las pruebas para diagnosticar COVID-19?

“Una buena combinación de las pruebas disponibles hoy en día podría ayudarnos a hacer diagnósticos de casos en diferentes fases de la enfermedad”.
(Foto: AFP)

Por Patricia J. García - Médico Infectóloga, epidemióloga y exMinistra de Salud

He escuchado tantas cosas en estos días que creo que es importante para la tranquilidad de la ciudadanía que se conozca el ABC sobre las pruebas diagnósticas para la infección por el .

Aquí no se trata de que prueba es buena o que prueba es mala para la detección del COVID-19. Cada prueba tiene un rol distinto, se complementan y debemos tener claros nuestros objetivos cuando se usan. Una buena combinación de las pruebas disponibles hoy en día podría ayudarnos a hacer diagnósticos de casos en diferentes fases de la enfermedad, detectar contactos contener la transmisión y también monitorear cómo avanza la epidemia en la comunidad. Para poder entender esto, comencemos por lo básico.

Si queremos saber si una persona tiene una enfermedad infecciosa cualquiera, hay tres formas de hacerlo. Una, por los síntomas y signos que produce, aunque hay infecciones sin síntomas. La segunda forma es usando una prueba diagnóstica que permita detectar al germen que causa la enfermedad. La tercera forma de detectar una enfermedad infecciosa es un poco indirecta, pero eficiente también.

En lugar de una prueba para encontrar al germen, se usa una prueba diagnóstica para medir la respuesta de defensa del cuerpo contra el germen. Para esta prueba diagnóstica se usa sangre (por eso le llaman prueba serológica) y lo que hace es detectar unas proteínas llamadas anticuerpos que son como soldados que actúan directa y específicamente contra cada enfermedad.

Ahora, bien ¿qué hay con el coronavirus SARS-CoV-2?

El SARS-CoV-2 ingresa al cuerpo y se multiplica poco a poco. La persona infectada comienza a diseminar virus al segundo o tercer día de la infección. Solo la mitad de las personas infectadas llegan a tener síntomas, y estos aparecen en promedio a los 5 días del contagio. Una observación interesante es que la cantidad de virus que disemina una persona es máxima cuando comienzan los síntomas y luego va disminuyendo día a día. Como a la semana de los primeros síntomas, las defensas del cuerpo comienzan a actuar y los primeros anticuerpos se pueden encontrar en sangre, es decir la prueba serológica se hacer positiva.

El 95% de estas personas se recuperan completamente en 2 a 3 semanas. Y al final lo que queda en la sangre es un anticuerpo que “marca” a aquellos que ya tuvieron la infección.

Cuando se reconoció el COVID-19 como una nueva enfermedad, se creó una prueba molecular para diagnosticarla llamada RT-PCR (del inglés Reverse-Trannoscriptase Polimerase Chain Reaction). Esta prueba requiere laboratorios especializados. Las pruebas al menos tardan 6 horas o más para completarse. Corea desarrolló una versión RT-PCR que se procesa en 90 minutos, pero requiere equipos especiales y hay limitada disponibilidad.

Lo que hacen el RT-PCR es detectar pedacitos del virus SARS-CoV-2 en las secreciones de la nariz y la garganta y funciona mejor al inicio de la enfermedad cuando hay alta carga de virus. No es práctica para hacer detección en grandes poblaciones por su complejidad y su alto costo, pero es la prueba que se está usando en prácticamente todo el mundo, y en el Perú también.

Es por eso que ahora se discute el tema de las pruebas rápidas, que en realidad deberían llamarse “pruebas para el lugar de la atención”. Ser rápidas es solo uno de los atributos, buscamos que sean además fáciles de usar e interpretar, asequibles, que no requieran equipos y puedan usarse fuera del laboratorio (ejm. en el consultorio, la comunidad o en el hogar) y que sean confiables.

¿Y tenemos pruebas rápidas o pruebas para el lugar de la atención para coronavirus?

Las pruebas rápidas que ya están bien estudiadas son las pruebas rápidas serológicas. Estas son muy sencillas y se hacen con una gota de sangre del dedo, se colocan en una cajita de plástico parecida a las pruebas de embarazo y se tienen los resultados en 10 o 20 minutos mientras se recogen los datos del paciente.

Estas pruebas pueden diagnosticar COVID-19 en pacientes que tienen varios días con síntomas, pueden usarse en el diagnóstico de contactos y también para detectar infecciones pasadas, es decir gente que ya es inmune. Adicionalmente puede ayudar en el manejo de los pacientes con sospecha de COVID-19 en los que el RT-PCR ha salido negativo porque tienen una baja cantidad de virus. Estas pruebas también pueden ayudar identificando a los que ya tuvieron la infección (inmunes) y nos puede permitir ver cuánto ha avanzado la epidemia. Esta es información muy útil para tomar decisiones en salud pública.

La investigación continúa. Se está evaluando otra prueba rápida llamada prueba del Antígeno que puede detectar la presencia del virus en secreciones de garganta. Esta prueba luce bastante promisoria para diagnosticar a los casos al inicio de la enfermedad, y los resultados se tendrían en 10-15 minutos y sin requerimiento de equipos ni personal especializado. Argentina es uno de los países en que se probará y esperemos que también aquí en el Perú.

Ninguna de las pruebas es perfecta, pero usadas bien en conjunto pueden ayudarnos a mejorar nuestra respuesta frente a esta pandemia.

Tendremos que seguir el avance de la ciencia, la evaluación de nuevas pruebas como la prueba antigénica, continuar el distanciamiento social, lavado de manos, protección de los vulnerables y seguir adaptándonos.

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