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Un poco de perspectiva histórica para cerrar Semana Santa: para los romanos, Palestina vendría a ser lo que el Afganistán de nuestros días para los yanquis: una región estratégica, pero pobre en recursos y con una población local xenófoba y dominada por una religión intensa que llevaba al fanatismo y que otorgaba identidad a un pueblo desunido.
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Aldo Mariátegui,Ensayos impopularesEra muy costoso mantener tropas en un protectorado lejano, donde así como ahora el afgano Karzai es muy poco confiable para los gringos, Herodes y otros líderes judíos lo eran para los ocupantes romanos. Las manifestaciones religiosas romanas chocaban frontalmente con las judías (como la adoración del César), así como la religión mayoritariamente cristiana de los yanquis disgusta a los musulmanes afganos. Y los fariseos judíos tienen mucho en común con los talibanes afganos. Es que el mundo en el fondo ha cambiado poco: los judíos de ahora eran los hebreos. Los libaneses eran los fenicios. Los palestinos eran los filisteos. Los sirios eran los hititas. Los iraníes eran los persas. Los kurdos eran los medos. Solo los egipcios siguen siendo los egipcios. Y forzando la comparación, la militarmente poderosa Roma era como EE.UU., mientras que la ya decadente Grecia era como la Europa de ahora, un aún muy fuerte referente cultural.

Los romanos andaban hartos de las continuas rebeliones judías en Palestina, motivadas por un nacionalismo y una, para ellos, muy extraña religión que consistía en un solo Dios sin imágenes y que no era un credo proselitista, porque no buscaba nunca captar nuevos integrantes (algo que siempre ha conspirado contra la popularidad del pueblo judío a lo largo de la historia). La horrenda 'Solución Final' de aquella época del Emperador Tito fue destruir Israel y eso originó la 'diáspora' (dispersión) judía hasta el siglo XX.

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